En las próximas horas, Alberto Fernández definirá los alcances del decreto que prohibirá la circulación nocturna en todo el país para aplacar la ola de contagios de COVID-19 que se inició con las marchas por el aborto y las fiestas de fin de año.
Con la decisión política ya asumida entre la Casa Rosada y los 24 gobernadores, la demora en la redacción del decreto está vinculada a su extensión en las distintas provincias que exhiben distintas realidades sanitarias entre sí. Desde esta perspectiva, el jefe de Estado aguarda un método sanitario para determinar cómo se permitirán las excepciones a la prohibición efectiva del decreto que se publicaría mañana en el Boletín Oficial.
A su vez, Alberto Fernández debe dirimir entre su posición de arrancar la prohibición desde las 23 hasta las 5 de la mañana, mientras que algunos gobernadores e intendentes del oficialismo y la oposición proponen que el cerrojo circulatorio comience desde la medianoche.
El miércoles por la tarde, Fernández mantuvo una videoconferencia, durante tres horas y media, con todos los gobernadores del país. En ese tiempo les propuso cortar la circulación de la población durante la noche, restringir el transporte público solo para que lo utilicen los trabajadores esenciales, acotar las reuniones sociales a 10 personas y darle potestad a cada mandatario para que tenga un margen de aplicación en cada uno de sus distritos.
Durante toda la tarde de hoy el Presidente, junto al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzoti y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, estuvieron discutiendo los detalles del decreto que, en principio, se publicaría durante la madrugada del viernes y empezaría a regir en la medianoche.
A lo largo del día, que empezó con negociaciones a las 7 de la mañana en la Quinta de Olivos y que continuó durante la tarde en el primer piso de la Casa Rosada, Fernández intercambió mensajes con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta; y los gobernadores Axel Kicillof (Buenos Aires), Juan Schiaretti (Córdoba) y Gerardo Morales (Jujuy). Además, recibió en la Casa de Gobierno al mandatario de Chaco, Jorge Capitanich.
Alberto Fernández podría aplicar un método propuesto por Axel Kicillof durante la videconferencia con los gobernadores
Ese cruzamiento de opiniones le sirvió para conocer el lugar donde está parado con respecto al aval de los gobernadores y la posible implementación del decreto. En lo que va del día, el Jefe de Estado revisó tres borradores de decreto y aún no definió cuál será el que se publique en la madrugada. Lo que tiene decidido es que será en las primeras horas del viernes.
Durante la tarde también se discutió además como se comunicará la decisión. En la Casa Rosada entienden que es importante que la gente comprenda la gravedad de la situación sanitaria y cuáles son las prohibiciones, además de clarificar el alcance que tendrán y la potestad que podrán tener los gobernadores para aplicarlas en sus provincias.
En principio, la intención es que Santiago Cafiero y el ministro de Salud, Ginés González García, se pongan al frente de una conferencia de prensa para comunicar, al detalle, el contenido del decreto. En paralelo, otros tres ministros explicarían las medidas en los medios de comunicación. El Gobierno busca claridad informativa para una decisión clave debido al costo político que deberá asumir por volver a aplicar restricciones en la circulación.
Si bien Fernández propuso que la restricción de circulación sea entre las 23 y las 5, el decreto podría fijar la prohibición entre las 00 y las 6 de la mañana. El cambio sería un guiño para los gobernadores, quienes le pidieron durante la jornada de ayer, que se perjudique lo menos posible a los comerciantes. Una hora más de locales abiertos es, en definitiva, más tiempo para vender.
Alberto Fernández busca el respaldo de la mayoría de los gobernadores para poder implementar la restricción nocturna (Presidencia)
Una de las discusiones que tiene el Presidente con su equipo de trabajo es si el decreto será simple o de necesidad y urgencia. La duda reside en abrir un escenario político que le permita a la oposición embarrar la discusión. Si el decreto es simple no debe ser revisado por Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo del Congreso. Esa revisión le daría pie a Juntos por el Cambio para cuestionar los alcances de las nuevas restricciones.
En lo que va de la pandemia todos los decretos para extender el aislamiento obligatorio fueron DNU, lo que generó una crítica permanente de la oposición, que pedía que el trámite pase por el Congreso y sea votado por una mayoría. El Gobierno siempre se negó a aplicar esa modalidad y entendió que la gravedad sanitaria era un argumento con suficiente peso para poder aplicar el decreto.
Algunos ministros cercanos a Fernández creen que el Gobierno entraría en una contradicción si decide no aplicar un DNU, ya que durante todo el 2020 fue la modalidad que utilizó para extender, en reiteradas oportunidades, la cuarentena. Al caer la noche, la postura que prima en Balcarce 50 es la de emitir un decreto simple y obturar el conflicto con la oposición, dejándolos sin el escenario legislativo como campo de batalla.
Los casos de coronavirus aumentaron exponencialmente en el país a lo largo de las últimas cuatro semanas (EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)
Sin embargo, la principal discusión está en otro tema. Tanto el Presidente como los gobernadores temen que haya desobediencia civil luego de la aplicación del decreto. Es decir, que la gente decida no cumplir con las restricciones, salga a la calle, abra sus negocios y continúe viviendo como hasta ahora. Reconocen que la extensa cuarentena, sumado a la crisis económica que el país arrastraba, puso en jaque el trabajo de millones de personas. Frenar la actividad durante la noche afectará a miles de comercios en todo el país.
Con ese temor a cuestas, el primer mandatario hoy trajo a colación un planteó que Axel Kicillof hizo en la tarde de ayer durante la videoconferencia. El gobernador de Buenos Aires propuso construir un método de aplicación que preserve la actividad económica, social y cultural de las ciudades que no tienen casos de coronavirus o que, en su defecto, tienen muy pocos en base a la cantidad de habitantes que poseen. Sostuvo que esos municipios no deberían ser alcanzados por las restricciones.
De esa forma, las localidades con un sistema sanitario con camas libres y con una baja tasa de contagio, quedarían exceptuadas de la prohibición para circular durante la noche. Sobre esa idea se empezó a construir un acuerdo entre el Gobierno y los gobernadores para intentar implementar un mecanismo técnico que les permita a los mandatarios decidir que ciudades quedan bajo las restricciones del decreto y cuales no.
El gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, fue uno de los que se resiste a aplicar la medida restrictiva
Lo que se está discutiendo en las últimas horas son los parámetros de ese artilugio técnico. Deben definir si los límites son la cantidad de casos de coronavirus por cantidad de habitantes, la tasa de duplicación de casos o el porcentaje de camas de terapia intensiva ocupadas en el sistema sanitario. Son variables que están en observación y que aún deben definirse.
Al igual que en la discusión por el decreto, lo que prima por el momento es que se tome el nivel de contagios por habitante que hay en cada municipio y que se establezca un parámetro para decidir a que ciudades se les restringe la circulación y a cuales no. Será una decisión política que tome el Presidente en sintonía con el ministerio de Salud y la Jefatura de Gabinete.
Ese mecanismo generaría un consenso mayor entre los gobernadores, quienes ya impusieron resistencia en forma pública. Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires plantearon reparos sobre la media y dudas sobre la implementación. Todo está en negociación pero la decisión está tomada. A partir del sábado la circulación nocturna quedará restringida.