CORONAVIRUS

“Nunca pensé que iba a contraer coronavirus, pero me sucedió”

“Nunca pensé que iba a contraer coronavirus, pero me sucedió”

Bladimir Gandarillas es médico neurocirujano y se hizo más que conocido, a pesar de que nunca se reveló su nombre, hace un poco más de un mes atrás cuando se supo que había sido diagnosticado con COVID-19. Su condición de médico tanto en el sector privado como en el hospital Juan Domingo Perón, de Tartagal, hizo temer que todo el sistema de salud se desmoronara a causa de la gran cantidad de contactos que se encontraron cuando se hizo la trazabilidad y seguimiento epidemiológico: 74 personas entre médicos, enfermeros y otros agentes de salud habían tomado contacto con el profesional médico, pero afortunadamente solo otro médico terapista, un enfermero de la misma especialidad y una asistente social contrajeron la enfermedad y todos en la actualidad están dados de alta. 
Gandarillas solo tiene palabras de agradecimiento para el personal médico que tanto en Tartagal como en el hospital Papa Francisco, de Salta, lo asistió después de haber sido derivado por algunas complicaciones propias del coronavirus.

¿Cómo se siente de salud y de regresar a Tartagal?
Me siento muy bien y estoy muy feliz de volver a mi trabajo, de estar nuevamente con mi familia después de estar ausente 32 días a causa de la COVID-19. En estos días mi hijo cumple 4 años y mientras estaba internado pensaba que quizás no iba a poder estar con él para su cumpleaños pero gracias a Dios y a la Virgen todo volvió a alinearse y aquí estoy.

¿Qué sintió cuando le dijeron que era positivo para COVID-19?
Y bueno, fue difícil porque me tocó a mí pero seguramente puede tocarle a cualquiera. Pero gracias a los médicos del Papa Francisco y a todo el personal de ese hospital, en especial del servicio de terapia, estoy de regreso en Tartagal. Para ellos solo tengo palabras de agradecimiento. Como a todo paciente que llegaba, me han tratado muy bien. La verdad no sé cómo agradecerles porque pude regresar, agradecerles por el tipo de tratamiento que me dieron y por la calidad de personas que son todos ellos. 

Doctor, ¿es verdad que contrajo COVID yendo a atender pacientes en Bolivia?
Es totalmente falso y ya que me pregunta aprovecho para dejar en claro que en todos estos meses pasados no había ido a Bolivia ni a atender ni de paseo. Desde el día en que llegué a Tartagal, jamás atendí en Bolivia y al único lugar que iba a operar era a la ciudad de Salta los casos que no podía operar en Tartagal. En todos estos meses no había llegado ni a Mosconi (al sur) ni a Aguaray (al norte de Tartagal), lo que se puede confirmar fácilmente por la Gendarmería. Cómo iba a ir a Bolivia y poner en riesgo a mi esposa (también médica y cardióloga), a mis hijos, a mi entorno en general. En esos últimos días, antes de contraer COVID, había decidido dejar de hacer consultorio en la clínica privada, en horas de la tarde porque quería preservar mi seguridad y la de mi familia. Quién iba a pensar que podía contraer coronavirus si en esos días no se había registrado ni un solo caso en Tartagal. Pero me sucedió. 

Se lamentó mucho que estuviera tantas semanas hospitalizado porque su especialidad no es fácil de cubrir en el interior...
Yo vine a vivir a Tartagal hace unos 4 años porque el director de la clínica San Antonio me convocó para que viniera al norte donde no había profesionales que cubrieran mi especialidad. Yo vivía hacía 18 años en Buenos Aires, estudié en la UBA y me formé en el hospital de Clínicas. Cuando vine al norte solo atendía en el sector privado, pero conociendo que el hospital no contaba con un neurocirujano hablé primero con quien en ese momento era gerenta del hospital; hasta que saliera alguna designación le propuse a esta médica operar gratuitamente a los pacientes que llegaran con riesgo de vida porque en el caso de accidentes, por ejemplo, el paciente no puede esperar y cuando más antes se haga el procedimiento los resultados van a ser mejores; pero se ve que no le interesó mi propuesta . Posteriormente, también tuve un acercamiento con el gerente anterior, el doctor José Fernández, pero el problema es que no contábamos con el instrumental que se necesitaba para operaciones neurológicas y claro está que no podía utilizar los de la clínica privada donde yo trabajaba porque eran exclusivos de ese sanatorio. De manera que fui completando mi caja de cirugías. A comienzos de este año el Dr. Juan Ramón López me propuso que me acercara al hospital, que pruebe trabajar con su equipo de salud y así lo hice. 

¿Desde cuándo el hospital Perón cuenta con el servicio de neurocirugía a su cargo?
Recuerdo que fue en febrero, justo para la celebración del carnaval, que recibimos al primer paciente en el servicio y lo operamos de urgencia. La última intervención que hicimos en el hospital de Tartagal fue la de un muchacho de Santa Victoria que operé antes de enfermar de coronavirus y que arribó de madrugada. Lo operamos con el gerente del hospital Juan López, estuvo en coma y cuando le dimos el alta se fue caminando. También hicimos una cirugía de columna a un chico que nadie se animaba a tocarlo, y que salió muy bien de esa intervención quirúrgica. Lo bueno para informarle a la comunidad es que en el hospital de Tartagal podemos solucionar muchos problemas, lógicamente que no todos porque tenemos limitaciones. Necesitamos microscopios y otros instrumentales con los que todavía no contamos, pero confío que, Dios mediante, un poco más adelante podremos dar respuesta a muchas más situaciones que se nos presenten. Si recibimos un paciente con un aneurisma por ejemplo necesitamos más complejidad, por tanto nos vemos obligados a derivarlo. Pero en general hemos podido hacer frente a situaciones que antes indefectiblemente requerían una derivación. Esos días en que me enfermé, estábamos estudiando a una señora a la que íbamos a operar de un tumor, aguardábamos el resultado de la resonancia pero lamentablemente no pude intervenirla. 

¿La mayoría de los requerimientos médicos en materia neurológica se da a consecuencia de accidentes de tránsito?
En este momento es así; cuando llega una persona accidentada, estamos entre la línea de la vida y de la muerte por eso yo digo que las horas inmediatas posteriores son fundamentales, son de oro. Y si el paciente tiene que ser derivado aunque sea por vía aérea, ese tiempo que se pierde en el traslado juega en contra de su salud. Por eso creo que el hecho que la zona cuente con un servicio de neurocirugía es muy importante. 

Fuente de la Información: El Tribuno



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