A cuatro meses de la tragedia en la que perdieron la vida varias personas que cruzaban en un gomón desde Bermejo a Aguas Blancas, o sea desde Bolivia a la Argentina, la precariedad y la falta de controles quedó de nuevo al descubierto al darse a conocer imágenes de niños bolivianos que cruzan la frontera en gomones todos los días e ingresan de manera ilegal a la argentina para asistir a clases en la escuela e Aguas Blancas, poniendo claramente en riesgo sus vidas.
Ante una consulta de los medios de Orán, las autoridades de la escuela informaron que son más de 40 los alumnos de nivel inicial y primario, entre los turnos mañana y tarde, que cruzan a diario la frontera porque tienen DNI argentino a pesar de ser bolivianos y vivir en el vecino país, pero figuran con domicilio en Aguas Blancas.
Y aquí salta otra vez un problema complejo, que fue puesto ya de muestra varias veces sobre la generosidad de este maravilloso país, con los hijos de ciudadano extranjeros no residentes: tienen DNI argentino, toman clases en las escuelas argentinas y necesitan esa certificación de estudios para que sus padres sigan cobrando la Asignación Universal por Hijo.
El comisario Mario Mealla, a cargo del destacamento de la Policía de Salta en Aguas Blancas, expresó en medios locales que “los docentes pueden acceder a dar clases virtuales y, además, los padres de esos chicos tienen mucho que ver. Es cuestión de sentido común, porque saben que cruzar el río Bermejo implica un peligro, sin embargo son los padres los que permiten esto”.
Claramente el uniformado prefirió así no referirse a la razón última por la que los chicos bolivianos y sus padres necesitan que figuren y asistan a clases en la Argentina.
Otro punto sumamente sensible a recalcar es que a pesar del cierre oficial de las fronteras, que aún perdura por la pandemia, el tránsito entre Bermejo y Aguas Blancas funciona las 24 horas.
No hay control alguno para la circulación de mercaderías y personas todos los días y a toda hora, por supuesto, por pasos no habilitados, situación que se verifica a diario en los cientos de kilómetros que tienen de frontera común ambos países.
La realidad del cruce de los niños con guardapolvos blancos en gomones a diario, dejó al descubierto una nueva problemática, además de comprobarse una vez más que los pasos fronterizos siguen funcionando ilegalmente a la vista de todos los funcionarios, no solo de Seguridad sino también ahora de Educación.
No hay PCR ni oficinas de Aduana o Migraciones que puedan parar el ingreso de personas o mercaderías por la frontera.
Y es lo mismo para ambos lados; por más que Bolivia amenace con cerrar sus fronteras y que Cancillería haya cerrado oficialmente las argentinas, en el norte salteño nadie puede controlar efectivamente nada.
Puertos bloqueados
El tema de los chicos que cruzan en gomones logró visibilidad porque los puertos fluviales, es decir el paso pro chalanas, se encuentran bloqueados desde el pasado jueves tras el intento de iniciar actividades de dos nuevas cooperativas que demandan trabajar en esta zona fronteriza.
Estos transportes, las chalanas, si bien son un poco más seguros que el precario gomón, son iguales de clandestinos, ya que como es de público conocimiento las fronteras oficialmente están cerradas desde el inicio de la pandemia el año pasado.
Por la disputa entre chalaneros, cientos de personas quedaron varadas en Bermejo y Aguas Blancas desde el jueves. Se trata de un conflicto entre las cooperativas de transporte fluvial. El Lapacho (argentina) inició sus operaciones y provocó reclamos de parte del monopolio que tenían hasta entonces los chalaneros bolivianos.
Los trabajadores del vecino país señalan que esta nueva empresa no reúne los requisitos para trabajar y tampoco solicitaron autorización alguna para desembarcar en territorio boliviano.
“Ni siquiera vinieron a comunicar a las autoridades nuestras ni a nosotros. Piensan que es llegar nomás al país y desembarcar”, manifestó a medios locales María Farfán dirigente de una cooperativa fluvial de Bermejo.
Mientras que los argentinos, por su parte, manifestaron a los medios de la localidad de Aguas Blancas que cuentan con todos los permisos para operar.
“Durante mucho tiempo trabajaron solo ellos, lo que pedimos es reciprocidad”, manifestó uno de los dirigentes de la flamante cooperativa argentina.
En resumidas cuentas, la informalidad e ilegalidad que perdura y se hace cada vez más visible en la frontera, provoca desde hace mucho tiempo disputas no solo entre cooperativas no solo de transporte, sino entre bagalleros y gomoneros.