Los gobernadores de los estados de Río de Janeiro y Pará denunciaron estafas y fallas con respiradores que compraron para abastecer a hospitales colapsados por la intensa propagación del coronavirus, que ya mató a más de 10.000 personas en Brasil.
Y mientras esto ocurría, el presidente Jair Bolsonaro, en tanto, hizo un paseo en jet-ski en el lago Paranoá, de Brasilia, y algunos cientos de sus simpatizantes marcharon en su apoyo por la capital brasileña, donde enarbolaron carteles con ataques al Supremo Tribunal Federal (STF) y al Congreso.
Un rato antes de que el Ministerio de Salud informara 730 nuevos decesos que pusieron a Brasil como el sexto país del mundo con más muertes por Covid-19, bolsonaristas que llegaron a la región central de Brasilia practicaron “tiro al blanco” arrojando globos con agua a fotos de desafectos del mandatario, entre ellos el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, el ex ministro de Justicia Sergio Moro; los gobernadores de San Pablo y Río de Janeiro y un juez del STF.
“Nada más democrático que el pueblo en la calle apoyando a su presidente. Corremos riesgo en la calle, pero también al quedarnos en nuestras casas, riesgo a que nuestra libertad sea cercenada”, dijo la diputada bolsonarista Bia Kicis, una de las organizadoras del acto, quien convocó a la marcha a los que “tienen miedo de tener un país gobernado por tiranos” que imponen cuarentenas que “aquí no funcionan”.
Bolsonaro insistió al acercarse a una embarcación de sus seguidores, que su país vive una “neurosis” con el Covid-19 y reiteró previsiones cerca de que el 70% de los 215 millones de brasileños de contagiarán del virus.
Tras conocerse el sombrío reporte, el Congreso decretó el luto oficial por tres días en tributo a los muertos por la pandemia, por lo que quedaron prohibidas todas las celebraciones y festividades en ese lapso.
“Este Parlamento, que representa el pueblo y el equilibrio federativo de esta Nación, no está indiferente a este momento de pérdida, de tristeza y de pesar”, señalaron los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, Rodrigo Maia y Davi Alcolumbre, respectivamente, en un comunicado conjunto.