El multimillonario Jorge Mas convenció a la mayor estrella del fútbol mundial para que fichara por un equipo de la parte baja de la tabla que languidece en el último puesto de su liga.

Ahora tiene que rentabilizarlo.

Con Lionel Messi y Apple Inc. de su lado, este ejecutivo de la construcción de 60 años pretende dar un vuelco al negocio del fútbol estadounidense y hacerlo mucho más rentable. El eje de su estrategia ha sido firmar con Messi un contrato que desecha el tradicional acuerdo de dinero por servicios en favor de acuerdos de reparto de ingresos y una participación en el capital del equipo, una estrategia de negociación más cercana al libro de jugadas de Wall Street.

La visión de Mas es que la superestrella internacional atraerá a millones de nuevos abonados al servicio de streaming Apple TV+ y atraerá a los mejores jugadores a la Major League Soccer. Messi obtendrá una parte de las ganancias inesperadas de cualquier aumento de las cuentas internacionales de Apple TV+, mientras que el club de fútbol Inter Miami de Mas ganará millones con el aumento de las ventas de entradas y productos. Según la teoría de Mas, el resto de la liga se verá afectada por la expectación en torno a Messi.

“Tengo grandes aspiraciones para el Inter de Miami, para la MLS y para el deporte”, dijo Mas en una entrevista el lunes, un día después de que miles de aficionados se pusieran de pie bajo la lluvia para ver a Messi vestir el uniforme del club de Florida por primera vez. “Estoy dentro”.

Por supuesto, es una propuesta arriesgada, con casi todo en juego para un futbolista que ha tenido una carrera tremenda, pero que también se está haciendo viejo para los estándares de su profesión. A sus 36 años, tiene siete Balones de Oro, ostenta el récord de goles marcados en un año natural (91 en 2012) y llevó a Argentina a ganar el Mundial de Qatar 2022.

Llega a Miami tras pasar dos años en el París Saint-Germain, donde en las últimas semanas recibió provocaciones de los aficionados por su rendimiento.

Messi sigue una tradición de viejos campeones de fútbol que se trasladaron a Estados Unidos, con resultados dispares. La leyenda brasileña Pelé salió de su retiro a los 34 años y pasó tres temporadas en el Cosmos de Nueva York en la década de 1970, mientras que David Beckham dejó el Real Madrid en 2007 para fichar por el Galaxy de Los Ángeles. También llegaron Thierry Henry, Wayne Rooney y Didier Drogba. Y aun así, el prometido boom de popularidad del fútbol estadounidense no llegó a materializarse.

Pero Mas es un hombre paciente. Flanqueado por las camisetas de Messi y los libros de Henry Kissinger en una oficina de la lujosa Coral Gables, Florida, Mas dice que le llevó más de tres años traer a Messi a Miami.

Una parte del proceso consistió en convencer a Messi de la importancia de vivir en Florida: Mas habló de la oportunidad de venir a un “país que tiene hambre de fútbol, donde podría cambiar literalmente el deporte”, y de la proximidad a su familia en Argentina. Pero también había grandes incentivos económicos.

El contrato de Messi con el Inter de Miami se extiende hasta 2025, con un salario base de 20 millones de dólares anuales que podría alcanzar los 60 millones con primas. Cuando se retire, Messi recibirá una participación minoritaria en el equipo.

También tiene un acuerdo con Adidas y un vínculo único con Apple TV+ que lo beneficiará si el servicio de streaming atrae suscriptores internacionales. Mas calcula que Messi podría conseguir 2 millones de cuentas en el extranjero en 18 meses. “No hay ningún otro jugador en este país que pueda tener el impacto global que puede tener Leo Messi”.

Adidas declinó hacer comentarios, diciendo que nunca discute los detalles de sus contratos. Apple no respondió a un mensaje en busca de comentarios.

Aunque no hay una estimación final de lo que valdrá el paquete de Messi en Miami, fue suficiente para atraerlo de una oferta mucho más sencilla del club saudí Al-Hilal. Según la prensa, ese acuerdo le habría reportado unos 400 millones de dólares anuales.

El servicio Apple TV+ está utilizando el deporte para atraer abonados, al firmar un acuerdo de 2.500 millones de dólares por 10 años con la Major League Soccer para mostrar partidos en su plataforma. Una de sus series de televisión más populares, Ted Lasso, sigue a un equipo ficticio de la Premier League dirigido por un estadounidense que nunca antes había entrenado al fútbol.

En cierto modo, refleja cómo Mas se convirtió en magnate del fútbol por casualidad. Mas es hijo de un inmigrante cubano, Jorge Mas Canosa, que se convirtió en líder de un movimiento para derrocar a Fidel Castro. La fortuna de la familia procede de MasTec Inc, una empresa de 9.100 millones de dólares que construye oleoductos, redes de fibra óptica y parques eólicos por todo Estados Unidos. Mas es el presidente y su hermano el consejero delegado.

Tras un intento fallido de comprar los Miami Marlins hace varios años, Mas compró a los socios de Beckham en el Inter de Miami, donde su familia posee ahora el 80% del equipo. Mas ve a Messi cambiando la suerte del equipo, estimando que su valor podría alcanzar los 1.500 millones de dólares en el plazo de un año, frente a una estimación de Sportico de 585 millones de dólares el año pasado.

Mas planea incorporar un nuevo socio inversor y patrocinador de camisetas, y ha contratado al ex entrenador del Barcelona y de Argentina Gerardo Tata Martino y al centrocampista Sergio Busquets. La estrategia del Inter de Miami consiste en mezclar estrellas de carrera tardía con jóvenes promesas.

Pronto comenzará la construcción del nuevo estadio Freedom Park del Inter de Miami, con capacidad para 25.000 espectadores. El proyecto, financiado con fondos privados, ha visto incrementados sus costes en casi un 40% respecto a los 1.000 millones de dólares iniciales, según Mas. Su finalización está prevista para 2025, el último año del contrato de Messi, por lo que Mas mantiene la esperanza de que su jugador estrella se quede más tiempo.

El lunes por la mañana, Mas vio a Messi haciendo un entrenamiento ligero por primera vez, en el actual estadio DRV PNK (pronunciado “Drive Pink”) del Inter de Miami, en Fort Lauderdale, Florida. “Fue increíble”, dijo.

Por ahora, Messi vivirá en el suburbio, ya que quería estar “a no más de 10 minutos del centro de entrenamiento”, dijo Mas. Los seguidores de Messi ya han empezado a perseguirle por Miami, incluso a seguir sus paseos por el supermercado.

Mas dijo que su mayor preocupación es que Messi no pueda encontrar escuelas para sus tres hijos. Después de que la pandemia convirtiera a Miami en un imán para los recién llegados ricos, conseguir una plaza en uno de los colegios privados más prestigiosos se convirtió en algo casi imposible. Por suerte, la familia Mas tenía un largo historial de favores a los que recurrir y acabó encontrándoles una plaza.

“Quería asegurarme de que su aterrizaje aquí fuera lo más suave y fluido posible”, afirma Mas. “Y creo que, de momento, todo va bien”.