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El repudiable artículo de un medio francés sobre Argentina en la final del Mundial

El repudiable artículo de un medio francés sobre Argentina en la final del Mundial

En la antesala de la final de la Copa del Mundo, el portal RMC Sport publicó un artículo en el que recomienda cómo hacer para “no caer en la trampa de los argentinos”.

El título del artículo enumera que Francia se enfrentará a un rival que es beneficiado por un “complot pro Messi”, que desarrolló un “juego decepcionante”, que es respaldado por hinchas que pregonan “cánticos racistas” y se pregunta, a modo de reflexión, por qué “el equipo argentino se siente muy solo”. No sugiere que esa soledad provenga de su nación y de sus compatriotas, los que se ilusionan en Argentina y los que se entusiasman en Qatar, sino que supone una descalificación de índole global.

La repudiable nota del medio francés RMC Sport recrea un escenario en el que Argentina es criticado por su arrogancia, por su xenofobia, por sus “vicios”, por sus burlas, por sus trampas, por su comportamiento, por su engranaje “limitado” y asume que ese sentimiento de desaprensión y disgustos por las supuestas formas de la selección argentina provienen del universo fútbol en su concepto más general. Ese componente ético que le asigna al equipo dirigido por Lionel Scaloni es la razón por la que Argentina estaría huérfana de apoyos no nacionales en la antesala de la final del Mundial de Qatar 2022.

El primer análisis es estrictamente futbolístico, despojado de toda sugestión: “Los franceses no eran los favoritos para ganar el torneo, dado el gran número de ausencias en el plantel, pero los argentinos eran ampliamente favoritos antes del comienzo del torneo. Sin embargo, los Tricolores demostraron ser el equipo más atractivo durante su estadía en Qatar, mientras que el equipo de Lionel Scaloni fue criticado hasta su clasificación para la final”.

La nota fue escrita por el periodista Jean-Guy Lebreton y recoge declaraciones de Eric Di Meco, hoy analista, antes futbolista francés con recorrido en la liga de su país -retirado en 1998-. El cronista sostiene que el equipo galo encontró algunas dificultades para contrarrestar al desafío físico que le impartió Marruecos en la semifinal, sobre todo en la segunda etapa cuando el encuentro incrementó la intensidad con la complicidad del árbitro mexicano César Ramos. Y Eric Di Meco halló, en las deficiencias del duelo físico que exhibió Francia ante Marruecos, un signo de alarma.

El ex futbolista sostiene que vislumbra “motivos de preocupación porque los argentinos son bromistas y tienen mucha experiencia cuando se trata de burlar al oponente o llevarlo al límite”. Se refiere a los argentinos como un nivel superior en el aspecto combativo y psicológico: “Son muy superiores porque también tienen el vicio que eso conlleva. Y también tienen cualidades. Estaban entre los favoritos y no están ahí por casualidad. Creo que aprendieron la lección cuando les ganamos cuatro años atrás. Es posible que puedan borrar lo que hayan hecho mal y también pueden tratar de tocarnos una fibra sensible. No creo que tengamos que meternos en este juego, no podemos ganar contra estos muchachos”.

Tiene 59 años, jugó 23 veces con la camiseta de Francia, siempre de lateral izquierdo, y coincidió con Didier Deschamps, técnico de la selección y cinco años menor. Se permitió enviarle un consejo: “Dependerá ahora de los franceses estar concentrados, desarrollar su fútbol y dejar a los argentinos que se comporten tan mal como a veces les gusta”. Recomendó, a su vez, no caer en la trampa de los argentinos. “Los franceses podrán tener los tobillos hinchados y eso no tendrá que ver con ninguna pretensión. Será por los posibles golpes de los argentinos donde probablemente sufran. Leandro Paredes, Rodrigo De Paul o incluso Nicolás Otamendi no dudan en meterse en el duelo físico o incluso en poner la suela”. El desenlace, dice el analista, no será satisfactorio para el combinado europeo. “No creo que tengamos armas para responder. No creo que debamos entrar en este tipo de duelo con ellos”.

Di Meco, que compartió plantel con David Trezeguet en el Mónaco y con Eric Cantoná en el Marsella, asoció a Lionel Messi con esa presunta pretensión del plantel argentino de enmarañar el juego con artilugios perversos. “Si Lionel Messi se mete como hizo contra Países Bajos, donde se hizo el rudo, los franceses corren el riesgo de caer en un juego que no es el suyo”, expresó, en referencia al festejo dedicado a Louis van Gaal luego de su gol de penal en el partido de cuartos de final y la respuesta a Wout Weghorst que se tradujo a cien idiomas.

Porque también -no iba a perdérselo- razona sobre el “¿qué mirás, bobo?”, doblado al francés “qu’est-ce que tu regardes, abruti? Tire-toi là-bas, abruti”. “Si en televisión solo se transmitió una frase, la estrella del PSG ya insultaba a su rival antes de que comenzara la secuencia filmada”, apunta la nota que tomó como referencia la reacción espontánea documentada en una foto -y omitió las razones detrás de ese desahogo visceral- del equipo argentino festejando no solo el pase a semifinales del Mundial, sino la eliminación de esos que habían procurado con artimañas anímicas alterar su calma mientras se predisponían a ejecutar los penales.

El artículo del diario francés establece una mirada sesgada sobre la selección argentina que resume como “arrogancia”. Admite cargar con la acusación de “soberbios” producto de las rivalidades futbolísticas que despertó Les Blues en las selecciones de Bélgica, Inglaterra, Italia, Alemania y España. “Pero la Albiceleste no se queda atrás, especialmente durante la competición en Qatar -designan-. Tras la victoria arrebatada en los penales ante Países Bajos, los argentinos ajustaron cuentas con los bátavos. Desde Louis van Gaal, que había intentado presionar a los tiradores sudamericanos, hasta Wout Weghorst, no hacía falta presionar demasiado a los socios de Nicolás Otamendi para que se desataran. Hasta Lionel Messi se soltó tras el pitido final”.

“El fútbol muestra a menudo a malos perdedores después de una derrota, pero Argentina puede merecer el título de mal ganador durante la Copa del Mundo de 2022″, imputa el medio francés, en sintonía con el análisis tendencioso y artero que circuló por algunas redacciones europeas. El argumento también se nutre de una canción que los futbolistas argentinos entonaron en el vestuario en las celebraciones posteriores al duelo contra Países Bajos. Acusan al plantel argentino con una satirización de la eliminación temprana de Brasil: lo describen como un “cántico burlón”. Una canción de cancha, bien argentina y sudamericana, que traducen sin comprender el bagaje cultural que atraviesan estas estrofas.

Y practican una traducción al francés de un cántico en la intimidad de un vestuario extasiado que Nicolás Otamendi difundió en sus redes sociales y ningún organismo público brasileño salió a cuestionar. La canción que indigna al medio francés dice: “Brasilero, ¿qué pasó? ¡Arrugó el pentacampeón! Messi se fue para Río y con la Copa se quedó. Somos la banda argentina y siempre vamos a alentar, porque tenemos el sueño de salir campeón mundial. Yo soy así, soy argentino, de Maradona y de Malvinas no me olvido. Yo soy así y vengo a alentarte, a la Argentina yo la sigo a todas partes”.

La penetración de la hinchada argentina en la dinámica y la atmósfera de los mundiales también se filtraron en una redacción de París. La nota del diario francés hace referencia al nuevo hit popular que se escucha hasta en los partidos en los que no juega Argentina y que, con la virulencia de un contagio, se popularizó en el mundo: “Mientras Les Bleus se dejaban llevar por Freed From Desire, de Gala, los argentinos se cantaban Muchachos, una oda a Diego Maradona, Lionel Messi y toda la selección nacional que emociona a casi 46 millones de compatriotas”. Validan que ese himno carece de oraciones reprochables. Lo apuntan para que sirva de contraste con la canción que brotó de las redes sociales para captar la indignación global.

Es el “escuchen, corran la bola” que algunos hinchas argentinos le dedicaron al seleccionado de Francia, a la diversidad racial que se distingue en su plantel y a la vida personal de Kylian Mbappé. La canción, que no emergió más allá del seno de cinco amigos ni se trasladó a la masividad de un estadio, está cargada de xenofobia y transfobia, y presume de la inocencia de un grupo de fanáticos que reconvirtió una canción mítica del ascenso argentino sin pretensiones de concebir un conflicto diplomático. RMC Sport lo describe como “un vil ataque contra el delantero francés que refleja, de manera triste, el miedo que inspira entre los hinchas argentinos”.

El artículo sugiere, asimismo, que el nulo apoyo global a Argentina en la final del mundo tiene reminiscencias en la calidad y fluidez de su juego. “Al igual que Francia en 2018, Argentina pudo ser muy efectiva durante la Copa del Mundo en Qatar. Más allá de la derrota inaugural ante Arabia Saudita y los fallos de Lautaro Martínez, la Albiceleste no multiplicó las ocasiones pero marcó al menos dos goles en cada partido. Detrás de un Lionel Messi en una misión, bien ayudado por el joven Julián Álvarez, el juego de los ganadores de la Copa América 2021 sigue siendo bastante limitado”.

Rescatan como sustento una estadística de acciones ofensivas. Tres de los cuatro primeros jugadores son franceses: Kylian Mbappé, Antoine Griezmann y Théo Hernández, interrumpidos en el segundo lugar por Lionel Messi. El segundo argentino que figura en el listado ocupa el décimo puesto: es Rodrigo De Paul, situado por detrás de Aurélien Tchouameni, el cuarto francés del top ten. “Es sencillo -resuelve el artículo-, el juego que despliega este equipo argentino recuerda en ocasiones a la versión del Atlético de Madrid del Cholo Simeone. Un fútbol sólido y áspero, a veces rozando el fair play, pero siempre condenadamente peligroso”.

Visibrain es una herramienta de seguimiento, una plataforma de monitoreo de redes sociales. RMC Sport publica que, según esta aplicación, Argentina es el equipo que instauró el principal tema de conversación en los debates virtuales. “La selección de la que más se ha hablado en las redes sociales”, precisan, y conjeturan que ese caudal discursivo obedece a críticas. Cuestionamientos que los futbolistas argentinos habrían procesado como alimento energético: “Los ataques al plantel sirvieron para galvanizar a los jugadores argentinos”.

Destacan una declaración de Emiliano Martínez para contextualizar su posición: “Cuando perdimos el primer partido nada iba bien, la gente dudaba de nosotros a pesar de que llevábamos una racha de 36 partidos sin perder. Contra México, el primer tiempo no fue bueno. Todo el mundo quería vernos perder. Somos nosotros contra el resto del mundo. Somos un grupo de 26 guerreros con 45 millones de argentinos detrás”.

“Todos contra Argentina… puede que no”, dicen en un apartado del artículo donde insinúan que existe una colaboración orgánica para favorecer la performance de Lionel Messi, abono para reforzar la fantasía de “los conspiranoicos”: “Si confiamos en los seguidores de la teoría de la conspiración, la FIFA ha optado claramente por favorecer a la Albiceleste. ¿Por qué? Para que gane Lionel Messi y le permita sumar el Mundial a su enorme lista de trofeos”. En ese teórico complot incluye, sin nombrarlas, a estrellas del fútbol, al presidente de Croacia y a la mirada de un cúmulo de hinchas que cuestionan penales “generosos o imaginarios”. Messi es el goleador del Mundial con cinco goles -tres de penal-. No está solo: Mbappé también suma cinco.



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