Nadie dijo que iba a ser fácil...
Tampoco que este Gremio con credenciales de campeón pero con la ausencia de varias de sus figuras sería capaz de plantarse con tanta autoridad táctica y tanto aplomo defensivo como para llevarse un premio tan inmenso.
River nunca pudo ser el River que se sueña candidato. Se enredó una y otra vez en la telaraña que le armó con paciencia budista el equipo brasileño sin encontrar respuestas ni en los que jugaron de entrada ni en los cambios de nombre que propuso Gallardo después.
No explotó Quintero jugando de titular, no desequilibró el Pity Martínez en su regreso, no asustaron Scocco y Borré. Gremio no los dejó y ninguno de ellos pudo torcer el musculoso brazo del defensor del título. Un rival muy ordenado al que nadie supo desordenar durante 90 minutos.
Se sabe que los de Renato Portaluppi llevan décadas afiliados al sector duro del fútbol brasileño. Ingenuidad cero. Lirismo menos diez. Nada de laterales que juegan pero no marcan, ni de aventuras solitarias que cuestan errores defensivos. Gremio todo lo hizo en grupo, el único que jugó aislado fue el delantero Jael. Se supo visitante, pero lejos estuvo de achicarse.
El actual campeón de la Libertadores es un equipo duro, que ya no tiene a Arthur respecto al año pasado y que pisó el Monumental sin su goleador Everton y sin su figura Luan (ni siquiera fue al banco). Pero de descafeinado, poco y nada. Por momentos es insoportable: mañero, molesto. Tiene muy claro a qué juega y cómo hacerlo.
Y River no encontró los espacios porque no estaban. Gremio congestionó la autopista central y también la colectoras, con un 4-1-4-1 cerrado y ancho, como para que ni Casco ni Pity Martínez pudieran alcanzar velocidad máxima, mucho menos Borré, encerrado en la trinchera que controlan armados hasta las tobilleras Geromel y Kannemann.
El olor a pólvora que le puso perfume al Monumental con la ruidosa entrada del equipo se disipó en un juego lento y previsible, los fuegos artificiales de aquella bienvenida llena de ilusión se diluyeron en la falta de electricidad y de cambio de ritmo que mostró el conjunto de Gallardo.
Gremio quería jugar lejos de Marcelo Grohe y lejos de Armani y que el reloj rindiera lo menos posible. Lo logró en la primera mitad, donde ninguno de los dos inquietó a los de guantes más allá de algún remate aislado como los de Exequiel Palacios. Y lo sostuvo después hasta que aquella tibia amenaza de pelota parada que había insinuado se convirtió en un puñal con el cabezazo de un Michel que no estaba en la libreta de nadie y que se impuso en lo alto ante la pasividad de toda la defensa local y de su arquero.
Fue silencio y decepción, de allí hasta el final, porque River y Gremio siguieron igual, con negocio perfecto para el lado brasileño, claro.
Nadie dijo que iba a ser fácil y nadie puede asegurar que la historia quedó escrita en la decepcionante noche del Monumental.
Para seguir soñando con un pasaje a la final muchas cosas tienen que cambiar, sobre todo del lado de River.
1x1
Análisis individual de la actuación del equipo de Marcelo Gallardo en la semifinal de ida que perdió 1 a 0 en el Monumental.
Franco Armani (4): Un primer tiempo sin complicaciones en el que sacó un par de remates de media distancia. Pero tuvo responsabilidad en el gol de Gremio. Quedó a mitad de camino. Floja respuesta.
Gonzalo Montiel (5): Sin sobresaltos en la marca pero le costó ser salida y no tuvo demasiadas proyecciones.
Jonatan Maidana (6): Seguro en la marca. Y presencia en el área contraria. Tuvo posibilidad de concretar con dos impactos de cabeza que se fueron desviados.
Javier Pinola (6): Intentó como otras veces tomar la lanza para apoyar desde atrás pero sin demasiado éxito. Peleó en la marca, dio la cara y buscó de arriba en el área contraria.
Milton Casco (5): Bien en los cierres y coberturas defensivas pero no pudo romper nunca desde el lateral izquierdo.
Leonardo Ponzio (5): Un buen primer tiempo, con quites y recuperación. Cayó en el complemento, cometió faltas, fue amonestado y Gallardo lo sacó antes de que lo expulsen.
Exequiel Palacios (5): El que más exigió a Grohe con dos remates de media distancia en el primer tiempo. Pero con el correr de los minutos se tornó impreciso. Perdió la marca de Michel en el gol.
Juan Quintero (4): Pareció cansado. No tuvo la precisión de otros partidos. Y le costó entrar en el juego.
Ignacio Scocco (4): No encontró nunca su lugar. Metió un par de pases pero estuvo lejos del nivel que venía mostrando. Fue el primer cambio.
Gonzalo Martínez (5): De menor a mayor. Inquietó en la última parte del partido, buscó, pero sin demasiado éxito.
Rafael Borré (4): Corrió, buscó desgastar a los defensores pero perdió más de lo que ganó. Y lo sobró la pelota cuando saltó para intentar despejar en el gol de Gremio.
Lucas Pratto (4): Parecía un partido para él, para luchar y forcejar con los rivales, pero nunca pudo meterse en el partido.
Ignacio Fernández (5): Ingresó con aire fresco, le dio movilidad al equipo pero no fue influyente en el desarrollo del juego.
Enzo Pérez (-): Jugó 15 minutos, por eso no calificó. Impreciso y metedor.