Las Leonas no pudieron coronar con el título su gran Mundial de hockey femenino en Terrassa, España: cayeron 3-1 ante Países Bajos, en un duelo en el que las vencedoras plasmaron su jerarquía, que las llevó colocarse la corona por tercera ocasión consecutiva (y novena en la historia).
La presión incesante del combinado nacional, brindando cierta libertad en la salida neerlandesa, surtió efecto. Países Bajos apostaba al contraataque luego de replegarse. Uno de los pilares del conjunto dirigido por Fernando Ferrara durante los primeros compases del encuentro fue la movilidad. Sin embargo, Agustina Gorzelany fue protagonista de un cierre providencial ante un avance peligroso del elenco europeo; un desborde por derecha parecía tener destino de gol, pero la defensora cortó una chance clara. La Albiceleste contó con dos oportunidades de marcar en sendos pases corto, pero no logró gritar.
Las Leonas no lograron ser precisas en tres cuartos de cancha y las últimas campeonas de la máxima competición internacional, con poco, pudieron generar peligro. El 0-0 en el primer cuarto fue un fiel reflejo del desarrollo del cotejo: la paridad en el campo de juego y las pocas ocasiones de gol marcaron a fuego a dos equipos invadidos por el nerviosismo.
El segundo período comenzó de la peor manera para la Albiceleste: la primera acción de pelota parada a favor de Holanda acabó en gol. Belén Succi contuvo un complicado tiro ejecutado a través de un córner corto y, confirmación del VideoRef mediante, María Verschoor abrió el tanteador tras el rebote.
Argentina, golpeada, tuvo dificultades para reaccionar. Varios errores no forzados e imprecisiones mermaron el semblante del equipo y la anarquía colectiva se volvió evidente. Los yerros, incluso, permitieron que las europeas contaran con una chance inmejorable para ampliar diferencias, pero la arquera salvó al seleccionado.
De todos modos, los embates neerlandeses rindieron sus frutos. A los 23′, las número 1 del ránking capitalizaron la desconexión de Las Leonas en todas las líneas y Frédérique Matla solo debió dejar a la guardameta en el camino para estampar el segundo gol. El desánimo se hizo carne.
A partir de allí, fue un festival de las oriundas del Viejo Continente. Holanda decidió controlar el juego enfriando el pleito y obligando a las argentinas a correr detrás de la bocha. Otra infracción no intencional dentro del área no acabó en grito por un leve desvío y el cuarto córner corto fue contenido, nuevamente, por una Succi estelar. El inicio del entretiempo fue la mejor noticia para una Selección aturdida.
La tesitura se modificó en el arranque del tercer cuarto. Argentina sumó más jugadoras en el área y apeló a la potencia para equilibrar las fuerzas, pero abundaron las individualidades y el equipo se mostró falto de ideas en los metros finales. Cuando parecía que el empuje había permitido sacar a relucir otra cara del elenco, una jugada a un toque de las holandesas culminó con un gol a pura calidad de Felice Albers, que quedó cara a cara con el arco y definió cruzado.
El tanteador adverso, que ya había tomado forma de goleada, profundizó aún más el descontrol. El combinado nacional, en ese contexto pudo descontar, pero Koolen Sanne se hizo gigante en el palo corto para mitigar la reacción de las dirigidas por Ferrara.
Finalmente, y en el comienzo del último cuarto, un córner corto permitió que el seleccionado diera la muestra de carácter necesaria para confiar en la remontada. El envión anímico lo aportó Agustina Gorzelany: la goleadora del equipo, con ocho tantos, ejecutó un remate quirúrgico que se colgó en el ángulo.
El gol, que representó una quimera para Las Leonas, fue fundamental para que el equipo mostrara las garras y pudiese acomodarse en el campo. La cuenta pendiente en ataque seguía siendo la profundidad: los pases a la jugadora más próxima enlentecían el desarrollo del cotejo y atentaban contra la propia iniciativa albiceleste. El reloj seguía corriendo.
El 3-1 definitivo no opacó un torneo sublime del seleccionado, que todavía continúa en proceso de formación y con una generación de jóvenes que promete brillar a nivel internacional. Países Bajos se consolidó como tricampeón del Mundial de Hockey y, pese a que fue superior a lo largo de la final, sufrió varios bajones ante la intensidad de las argentinas. Las lágrimas de tristeza y la desazón que representó la derrota en la instancia decisiva constituyeron solo un capítulo del auspicioso futuro que está por delante para las Leonas, que habían ganado los Mundiales en Perth 2002 y Rosario 2010.