La crisis deportiva y diplomática entre Argentina e Israel por el amistoso suspendido sigue en pie.
El partido que estaba programado para el sábado en Jerusalén se dio de baja por pedido expreso de los jugadores, quienes se sintieron amenazados por las protestas de Palestina.
Allí se quemaron fotos de Lionel Messi y hasta se tiñeron camisetas de la Selección con pintura roja que simulaba ser sangre.
Los empresarios que organizaron el partido irán a la FIFA a reclamar sanciones para la AFA y la Selección argentina. La bronca es grande y el hecho va más allá de lo futbolístico: el primer ministro Benjamin Netanyahu se comunicó con el presidente Mauricio Macri y le pidió que interviniera.
Para Israel, este encuentro iba a ser parte importante de los festejos por el 70 aniversario de la creación de su Estado.
PROTESTA. Grupos pro-Palestina aparecieron en el entrenamiento del martes en Barcelona.
El Canciller argentino, Jorge Faurie, habló en Arriba Argentinos y explicó que le recomendaron a la AFA que el partido no se jugara en Jerusalén por la fragilidad en la Franja de Gaza y los reclamos palestinos.
El encuentro estaba pactado para jugarse en la ciudad de Haifa... pero por acuerdos comerciales, se movilizó a Jerusalén.
El presidente de la AFA, Chiqui Tapia, encabezó un breve discurso en el que no aceptó preguntas de periodistas. "Les pedimos disculpas a todos. La idea era dar un mensaje de paz y que no tiene nada que ver con la violencia", aseguró.
Según la Agencia Judía de Noticias, Netanyahu tomó la decisión de contactar a Macri ante los fuertes rumores que comenzaron a acrecentarse a lo largo del martes. Pero el Gobierno subrayó que "no participa ni tiene injerencia alguna en la organización" del suspendido partido.
El tema del partido con Israel es parte de la confusión en la que está sumida la AFA: también fue un papelón lo que ocurrió con la supuesta visita al Papa Francisco. Después de idas y vueltas y anuncios desde el Vaticano, en Argentina aclararon que el viaje no estaba en agenda.
Fuente: TN