1987. En el cementerio de Nápoles, los tiffosi cuelgan una bandera: “E non sanno che se so perso” (“No saben lo que se han perdido”. De la mano de Maradona, la squadra de la ciudad acababa de ganar su primer título. Los “africanos” de Italia, los “terroni”, con su héroe al frente de una escuálida tropa, pusieron de rodillas a la soberbia y el poder de los clubes del norte.
Hoy, Nápoles está de luto. Va más allá de la decisión del alcalde Luigi de Magistris, que lo declaró en forma oficial. Peregrinan por Fuorigrotta, la avenida que lleva al estadio San Paolo, la catedral donde durante años veneraron a Diego, llevará su nombre y tendrá encendida su iluminación durante toda la noche. Allí, una mujer dice que “este 2020 es el peor año de todos”. Sor Rosa Lupoli, una monja de la congregación de las Clarisas Capuchinas, hincha del Napoli, escribe en sus redes sociales que harán una misa en su memoria: “Que el Padre de las misericordias te dé la bienvenida, tú que hiciste soñar. Lloran millones de aficionados que aquí en Nápoles, 30 años después de tu partida, te aman por habernos llevado al techo de Italia y Europa”.
Napoli (Italy), 25/11/2020.- People pay tribute to former Argentinian soccer player and former Napoli player Diego Maradona near the Jorit mural in San Giovanni al Teduccio, a district of the eastern area of Naples, Italy, 25 Novembre 2020. Diego Maradona has died after a heart attack, media reports claimed on 25 November 2020. (Atentado, Italia, N�poles) EFE/EPA/CESARE ABBATE
Lloran, sí, sin vergüenza, frente a los murales con su imagen -vestidos con la azul del Napoli o con la celeste y blanca de la Argentina- del Quartieri Spagnoli, el Barrio Español donde su ídolo pampeano se la clavó al ángulo a San Genaro y le arrebató el honor de ser la estampita de la ciudad.
Las crónicas de los medios napolitanos cuentan, por estas horas, que en Via Emanuele De Deo, el corazón del Barrio Español, los tiffosi se reúnen en un bar que atesora fotos del “Pibe de Oro” y en sus pantallas pasan los goles de Diego en un loop que es belleza y puñal al mismo tiempo. Una bengala de humo rojo ilumina la noche, mientras que en el tendedero de un balcón, como si fuera una película de Alberto Sordi, alguien cuelga una camiseta de Boca Juniors con el número 10.