El destino quiso que Robert Rojas, el autor del descuento 1-2 que propició que River Plate llegara a la definición por penales para resolver la serie de octavos de final de la Libertadores, terminara fallando el disparo decisivo, que rebotó en el travesaño. La serie ante Inter de Porto Alegre, que en los 180 minutos quedó igualada 3-3, ofreció todos los condimentos desde los 12 pasos. Tuvo 20 remates, contó con un doble golpe a lo Palermo y hasta hubo que cambiar de lado para el epílogo. Fue 9-8 para los gauchos, que se quedaron con la plaza para los cuartos de final.
Otra peculiaridad: los arqueros no atajaron ningún tiro, aunque Sergio Rochet finalizó la llave con su ejecución. Fue Franco Armani el que ganó el sorteo: el duelo se desarrolló en el arco en el que estaba la parcialidad de River. Y comenzó pateando el Millonario, a través de Palavecino. Los dos elencos estuvieron precisos (más allá de que los porteros estuvieron cerca de contener algunos intentos) y el 5-5 dio paso a la etapa de un remate por lado.
Con la tensión al máximo y el score 6-6, Pablo Solari se dispuso a rematar. Terminó convirtiendo pese al resbalón, festejó y le dio paso a Armani. Pero el árbitro Andrés Matonte advirtió que el VAR estaba revisando. En efecto, la tecnología comprobó que el pie de apoyo tocó el balón antes del tiro. El doble golpe con las dos piernas (al mejor estilo Palermo ante Platense) fue sancionado y la serie quedó en los pies de Carlos de Pena. Sin embargo, su lanzamiento pegó en el palo. Y la ronda siguió.
El tema es que el césped quedó herido. Por eso Matonte planteó cambiar de arco, lo que Armani protestó. Pero el traslado se llevó a cabo. Allí sucedió el sablazo al travesaño de Rojas. Y la compra del pasaje de Rochet.
El Millonario había sido superior y se impuso 2-1 en el Monumental gracias a los goles de Solari. En el cotejo de vuelta, se vio empujado por su adversario, que con enjundia tuvo más el balón, aunque en el primer tiempo le generó poco peligro. En el segundo, el duelo se destrabó por una pelota parada, con la arremetida de Gabriel Mercado, justo un ex Núñez. Y otro balón quieto, en los botines de Patrick, colocó el 2-0 que parecía definitivo. Hasta que surgió Rojas para imprimirle suspenso. La alocada serie de penales dejó al campeón de la Liga Profesional sin el sueño internacional.