El dólar juega esta viernes su quinto partido en la nueva cancha que impuso el Banco Central con la banda de flotación. El partido no parecía sencillo: buenos datos de la economía de Estados Unidos fortalecen a la divisa en toda la región y podían contribuir a una nueva depreciación del peso.
Sin embargo, el dólar cedía terreno y caía 50 centavos en el Banco Nación hacia el mediodía, para acomodarse de nuevo debajo de los 39 pesos para la venta. La cotización oficial era de $38,70. El tipo de cambio mayorista, en tanto, bajaba debajo de los $38, a $37,80.
El jueves, una corriente vendedora de bonos del Tesoro de Estados Unidos disparó los rendimientos de estos activos a niveles máximos de siete años (3,23%), porque sólidos datos económicos y discursos agresivos de los funcionarios de la Reserva Federal despertaron preocupaciones sobre la inflación. La reacción de Wall Street fue inmediata: una mayor inflación llevaría a acelerar la suba de tasas en ese país, lo que implicaría pedirle mayores rendimientos a la deuda emergente.
En ese contexto, el dólar subió ayer tras tres bajas seguidas y cerró a un promedio de $39,44 para la venta minorista.
Eso, a pesar de que el Banco Central continuó con su política monetaria agresiva y volvió a convalidar una suba de tasas de interés, al colocar Letras de Liquidez (Leliq) a 7 días entre bancos por $97.709 millones a una tasa promedio de 72,831 por ciento y una tasa máxima de 74,037%.
En ese sentido, este viernes por la mañana Estados Unidos informó una nueva reducción de la tasa de desempleo, hasta el mínimo en casi 49 años: 3,7 por ciento. No obstante el buen dato -que agregaría más presión a la suba de tasas en ese país- la creación de empleo se desaceleró con fuerza.
En los mercados emergentes, el peso mexicano y el real brasileño iniciaron el viernes con recuperaciones desde las caídas del jueves. Eso se trasladó a la moneda argentina.
En el Gobierno consideran "sano" que el peso se mueva en sintonía con las monedas de la región.