Preocupado por la marcha de la inflación y, en paralelo, por el cumplimiento de las metas fiscales pactadas con el FMI , el Gobierno prometió que las tarifas de gas y de electricidad solo aumentarán en torno del 25% y el 30%, respectivamente, a partir de la próxima revisión de octubre. El ministro de Energía, Javier Iguacel , señaló que si bien "aún quedan ajustes por hacer", estos seguirán el ritmo de la inflación.
Mientras tanto, el ministerio lleva a cabo una negociación contra reloj con las empresas productoras de gas y con las generadoras de energía. Por un lado, el Gobierno necesita bajar el gasto en subsidios, que en junio aumentó el 74,6% interanual como consecuencia de la devaluación (incluye también las tarifas de transporte). Pero, por otro lado, ese mayor costo es casi imposible de absorber para los usuarios residenciales y las pymes, además de impactar de lleno en la inflación, que en junio acumuló una variación interanual de 29,5%. Lo que queda para el Gobierno, entonces, es repartir el costo de la devaluación con las empresas en un plazo mayor.
"El precio del gas va a subir no más de 25%", dijo Iguacel en el programa Debo decir, de Luis Novaresio. Y agregó que el de la electricidad aumentará "menos del 30%".
Ahora bien, el precio del gas en boca de pozo, que ahora cuesta alrededor de 4,68 dólares por millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector), en octubre debería aumentar a 5,26 dólares, según el sendero de reducción de subsidios que iba a terminar en diciembre de 2019 y que salió publicado en la resolución 212 del Boletín Oficial, el 7 de octubre de 2016.
"Tampoco está en US$4,68 ahora; con el precio actual del dólar en $28 estamos por debajo de US$4", señala un experto del sector. El esquema de precios había sido calculado con un precio de la divisa en $20,20. Por lo tanto, el Estado prometió un precio base que luego de la corrida cambiaria y la devaluación no puede cumplir porque no tiene margen para hacerlo.
Fuente: El Tribuno