La tendencia por comer carne vacuna de los salteños está cambiando indefectiblemente como consecuencia de esta etapa de crisis inflacionaria.
Desde hace un buen tiempo que el paladar gaucho se está yendo más por el lado del cerdo como la carne escogida para las planchetas, los hornos y las parrillas.
Para tener una idea. El kilo de costilla de un cerdo mediano cuesta entre 120 y 140 pesos, en tanto que la costilla de novillo va de los 190 a 210 pesos. Hay costillas más económicas, pero de animales más grandes y que no es tan tierna.
Entonces los egregios asadores de los domingos, encargados de grandes atiborramientos culinarios, prueban con solomillos, bondiolas, hasta faldas y, por supuesto, costillas a la parrilla; todo con experimentales adobos caseros. Hasta el chorizo de puro cerdo ya adquirió la calificación de "obligatorio".
Ahora bien, durante la semana también se modificó la preferencia. "Acá vienen y compran las milanesas y las hamburguesas de cerdo. Son más económicas y se puede llevar por unidad", dijo la encargada de una carnicería ubicada en Sarmiento y Alsina.
Allí, la milanesa de cerdo está a 130 pesos y la hamburguesa a 100 pesos. Para el que compra dos unidades por persona es una opción muy económica.
En las reuniones de grandes distribuidores de alimentos sostienen que en tiempos de crisis lo que más se vende es la hamburguesa, y eso está pasando ahora.
Cada vez se compra menos por kilo y más por unidades. "Dos milanesas, dos hamburguesas" es la nueva tendencia que regresó a la memoria luego de la última crisis que experimentó el país entre los años 2001 y 2003.
Son las consecuencias de la imparable suba del precio de la carne de vaca. Según un viejo carnicero de un tradicional local de Leguizamón, casi Sarmiento, cada dos semanas aumenta el precio que le venden la carne. El hombre experimentado dice que es por el aumento del flete a raíz de la suba constante de los combustibles. "El precio de la vaca no aumenta, lo que sube es el flete", dijo el hombre dejando como estéril la reunión que tuvo el presidente Mauricio Macri con los representantes de la Mesa de Ganados y Carnes, el lunes pasado, en donde supuestamente se arregló "congelar" el precio mayorista por al menos tres meses.
La suba del gasoil, los impuestos y las tarifas hacen su trabajo. Este carnicero sólo vende carne "premium" y la costilla esta semana ya pasó los 210 pesos. "No hay costo de referencia. Los comerciantes perdemos porque si le tendríamos que cobrar el precio real no entra nadie a comprarnos. Si yo tendría que poner todos los costos al precio la costilla pasa tranquilamente los 230 pesos", dijo.
Los carniceros que están en los barrios también sufren. "A nosotros nos aumentan todas las semanas. Entre 5 y 10 pesos ya suman en lo que va del año un 30 por ciento", dijo Maximiliano Bravo, de un local ubicado en la flamante avenida Democracia, de barrio El Huaico. El vecino puso en su casa el comercio y paga una fortuna de impuestos y servicios. Como ejemplo mostró dos boletas de energía eléctrica.
Fuente: El Tribuno