EDUCACIÓN

Para la Ucasal, se "diluye la identidad del ser humano en tanto que varón y mujer"

Para la Ucasal, se "diluye la identidad del ser humano en tanto que varón y mujer"

Desde la casa de estudios creen que se propone un modelo “ajeno a la realidad”.

En medio de los cuestionamientos a Andrés Suriani por parte de el Observatorio de Violencia contra las Mujeres, la Secretaría de Derechos Humanos, el Instituto Jurídico con Perspectiva de Género del Colegio de Abogados, Mumalá y Las Juanas, desde la Universidad Católica de Salta (Ucasal) respaldaron al legislador.

El Instituto de la Familia y la Vida "Juan Pablo II", que depende de la casa de estudios, emitió un comunicado en el que afirmó que "la ideología de género", a la que el diputado consideró "un flagelo", "diluye la identidad del ser humano, en tanto que varón y mujer, proponiendo un modelo "neutro', ajeno a la realidad".

"La persona es considerada un mero producto cultural, una pura "autoconstrucción'. Frente a ello, el modelo de la reciprocidad intenta superar dos tipos de reduccionismo: el biologicista y el culturalista, integrando, armónicamente, lo recibido y lo construido, la naturaleza y la cultura, la biología y la libertad", agregaron.

El instituto también planteó que, desde lo que denominan "ideología de género", "se rechaza la especificidad y riqueza de la dualidad sexual".

"En este contexto encontramos una crítica muy profunda a la familia heterosexual. La exigencia de la diversidad sexual varón-mujer es anulada y, frente a ella, se proponen una pluralidad de modelos y opciones", acotaron.

El documento completo que se difundió y que fue firmado por la directora del Instituto de la Familia y de la Vida Rosa Zacca: 

 

Qué se entiende por Ideología de género y sus principales implicancias socioculturales


Ante la actual discusión que se está llevando a cabo en nuestra Provincia sobre la Ideología de género como marco conceptual de la Educación sexual integral, el Instituto de la Familia y la Vida “Juan Pablo II” de la Universidad Católica de Salta hace un aporte que parece necesario y oportuno para clarificar conceptos.
De manera muy breve, podríamos señalar, algunos rasgos característicos de la llamada “ideología de género”:

a) En primer lugar encontramos la negación de cualquier diferencia entre varón y mujer. Se rechaza la especificidad y riqueza de la dualidad sexual. Se entiende que, tanto los roles sociales, como la misma dualidad varón-mujer, son una elaboración cultural, producto exclusivo de la cultura patriarcal.
En este marco, se sostiene que el ser humano nacería “neutro” desde el punto de vista de su identidad sexual; ésta sería una pura elaboración cultural. Y sólo desde la propia autonomía se podría “autoconstruir” una identidad de género.

b) En consecuencia, se produce una completa desvinculación entre los conceptos de sexo (biología) y género (cultura). El sexo, entendido como un mero dato biológico, se considera absolutamente irrelevante para la identidad y el desarrollo de la personalidad humana.
Frente al modelo de la heterosexualidad, se propone una multiplicación de géneros, social e individualmente construidos. Entre ellos: heterosexual, homosexual, lésbico, bisexual, transexual y otros.

c) En tercer lugar, se considera que “lo personal es político”. Es decir, para conseguir una sociedad acorde con este modelo, se requiere la intervención activa de la política y del derecho. En este contexto, se demanda el reconocimiento, social y jurídico, de los denominados “nuevos derechos humanos”. Entre ellos se encuentran:

 los derechos sexuales y reproductivos y
 los derechos de identidad de género.

Los primeros son los que van a permitir a las mujeres anular los efectos de la principal diferencia biológica con los varones: la capacidad de ser madre. Se considera que ésta es la raíz de toda la discriminación histórica de las mujeres1. Por ello, los nuevos derechos sexuales y reproductivos tienen como objetivo otorgar a las mujeres una absoluta libertad para controlar la natalidad: los anticonceptivos pasan a ser la clave para la igualdad, y el aborto, un derecho humano básico. La llamada “salud reproductiva” consiste, fundamentalmente, en la libre disposición de los medios y mecanismos, de cualquier tipo, para evitar la reproducción.

Los segundos hacen referencia a la libre opción por la identidad de género entendida ésta como el derecho a la vivencia interna, individual y social del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento2. Así, la identidad se
definiría como construida, negando todo dato biológico.

d) Por último, en este contexto encontramos una crítica muy profunda a la familia heterosexual.  La exigencia de la diversidad sexual varón-mujer es anulada y, frente a ella, se proponen una pluralidad de modelos y opciones. En esta línea se defiende, no sólo la absoluta irrelevancia, e
indiferencia, del sexo biológico, sino también la del género. Se sostiene así una noción de identidad sexual “deconstruible” y “reconstruible” social e individualmente.

Frente al modelo patriarcal y al modelo propuesto por la ideología de género, se advierte la necesidad de desarrollar un tercer modelo, que responda más adecuadamente a la realidad y a la experiencia humana. Dicho modelo ha sido denominado de la reciprocidad, complementariedad y
corresponsabilidad varón-mujer.
 Dicha línea parte del respeto a la dignidad y a los derechos humanos del varón y la mujer. Asimismo, intenta hacer compatible la igualdad y la diferencia entre ambos.

Son manifiestas para la ciencia las diferencias a nivel genético, hormonal, e incluso psicológico. Varón y mujer son en dignidad y distintos en los niveles físicos y psíquicos; en el modo de ver la realidad y de solucionar los problemas y, más profundamente aún, en la manera de establecer relaciones con los demás y en el modo de amar. La experiencia muestra que, cuando masculinidad y feminidad actúan complementariamente, se produce una gran fecundidad en todos los ámbitos de la vida: la familia, el campo laboral, cultural, político.

En conclusión, la ideología de género diluye la identidad del ser humano, en tanto que varón y mujer, proponiendo un modelo “neutro”, ajeno a la realidad. La persona es considerada un mero producto cultural, una pura “autoconstrucción”. Frente a ello, el modelo de la reciprocidad intenta superar dos tipos de reduccionismo: el biologicista y el culturalista, integrando, armónicamente, lo recibido y lo construido, la naturaleza y la cultura, la biología y la libertad. 

Salta, 27 de agosto de 2018
Rosa Zacca
Directora

 

 

Fuente: El Tribuno



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