¿Cuántas veces te has despertado a mitad de la noche totalmente destapada o destapado porque tu marido o mujer acaparó todas las frazadas? ¿Cuántas noches en vela a causa de los molestos ronquidos de la pareja, no han dejado pegar un ojo en toda la noche? Estos son sólo los problemas más importantes que atraviesan las parejas cuando duermen en la misma cama.
En realidad, la costumbre común es que un matrimonio o una pareja que convive bajo el mismo techo duerma en una cama de dos plazas en la misma habitación. Pero la triste noticia es que, según un estudio británico, 7 de cada 100 parejas divorciadas se separaran debido a la necesidad de dormir en la misma cama.
¿Dormir en camas o habitaciones separadas fortalece la relación? Parece que sí. Veamos por qué.

Juntos, pero no revueltos

No todos los matrimonios son compatibles a la hora de compartir el lecho. Muchos deciden no sólo no compartir la cama, sino tampoco la habitación. Para algunos, esto es señal de crisis e inminente separación. Para otros, es la forma de preservar el matrimonio.

Al menos así lo demostró un estudio financiado por una empresa de camas y colchones británica, cuyos resultados revelaron que muchas parejas han tomado la determinación de no dormir en la misma cama.

Las razones pueden ser varias, en donde los hábitos de sueño son un aspecto clave. A tal punto, que muchos divorcios tienen como detonante problemas para la pareja el dormir juntos. Incluso se cree que en cinco o seis años, las parejas que deciden este cambio llegarán a ser más de la mitad.

Aunque esto parezca extraño, según el estudio realizado, fueron las mujeres las encargadas de tomar la determinación de usar camas separadas. Esto a causa de que son las más afectadas y que se encuentran en clara desventaja frente al marido.

La explicación radica en que dormir en habitaciones separadas tiende a mejorar las relaciones, promover el buen estado de ánimo y aumentar la eficacia en el trabajo. En cuanto al sexo, se dedujo que esta medida conduce también a una mejora en el deseo sexual. Empero, puede ser un arma de doble filo, y termine destruyendo el deseo mutuo.

Fuente: El Tribuno