Sin ánimo de emitir ningún tipo de juicio al respecto pero si el de describir al menos de una pincelada una arrolladora realidad, puede prácticamente afirmarse que este año las festividades en honor al Señor y la Virgen del Milagro se viven sin la postal que en otros tiempos ofrecía la presencia de estudiantes y trabajadores. Solo basta mencionar que en el inicio de las actividades solo un puñado de guardapolvos blancos pudieron distinguirse en la Catedral.
El laicismo avanza por todos los flancos, desde las escuelas hasta las fiestas patronales en los pueblos y la mismísima fiesta mayor de los salteños: El Milagro.
La corriente que defiende la independencia de la sociedad y especialmente del Estado de toda influencia religiosa, especialmente de la católica, va marcando el camino. Los esfuerzos se centran hoy en erradicar toda manifestación confesional de las instituciones públicas, para que los estudiantes se centren específicamente en los planes de estudio y las ciencias; y los trabajadores a las tareas asignadas. Es indudable, entonces, que el calendario de días no laborales deberá ser modificado casi en su totalidad. Se trata de otra urgencia, otro punto en el que se debería poner el foco y las mismas energías.
Salta, para bien o para mal, irá perdiendo el título de "Capital de la fe". Solo las "pintorescas" columnas de peregrinos que bajan de los pueblos más alejados de la provincia para honrar al Señor y la Virgen, podrán mantener viva la fe y la tradición.
Fuente: El Tribuno