• Lo mejor y más efectivo es conversar con los hijos sobre cómo se presenta y en qué consiste el grooming, el ciberacoso sexual.
• Identificar juntos cuáles son los peligros y hablar sobre cómo evitarlos.
• Informarse sobre las redes sociales que usan los chicos, aprender a utilizarlas y saber cuáles son sus características para anticipar situaciones de riesgo.
• Conocer las distintas plataformas, sus politicas de seguridad y cómo se instalan. Instalarlos en familia puede ser una buena actividad.
• Acordar lugares, horarios y condiciones para estar más cerca cuando los chicos usen la computadora, celular o consola.
Estar atentos a los estados de ánimo de los chicos. Observar si apagan un dispositivo cuando alguien entra a la habitación.
• Usar herramientas de control parental para impedir el acceso de los chicos a contenidos en la web que no sean convenientes para ellos.
• Estar atentos a los estados de ánimo de los chicos. Ansiedad, temor y aislamiento pueden ser síntomas de que están siendo víctimas de violencia, abuso, extorsión. Observar si apagan un dispositivo cuando alguien entra en la habitación o se sobresaltan.
• Mostrarse como un adulto usuario responsable, no compartiendo imagenes o contenidos íntimos, que den datos que expongan a la familia innecesariamente. Los hijos aprenden de los hábitos de los padres.
• Si el grooming ya se concretó, hacer la denuncia en la comisaría o una fiscalía es la conducta más adecuada. Es un delito que tiene una pena de 6 meses a 4 años de prisión y hay un cuerpo especializado en la policía.
• No borrar los mensajes ni bloquear las direcciones porque esto dificultará la identificación del acosador.
• Los chicos son víctimas de un abusador, un pedófilo, un experto en engañar y manipular. No tienen que ser castigados, merecen contención. Depende lo que haya pasado, necesitarán atención médica o psicológica.
Fuente: TN