Desde hace un tiempo que diversos organismos buscan erradicar prácticas sociales y culturales que sostienen, reproducen y fortalecen las desigualdades entre hombres y mujeres.

Uno de los trabajos que se realiza para prevenir acciones de violencia de género se relaciona directamente con “el amor romántico”. Diferentes autores, como Marcela Lagarde y Enrique Stola, arribaron a la conclusión de que muchas de las formas de interpretar el amor romántico que viven las parejas, se traduce en desigualdades entre varones y mujeres conformando las primeras violencias que se dan en el vínculo.

Julieta Rivera es antropóloga y responsable del área de Promoción de Equidad de las Mujeres de subsecretaría de Políticas de Género, desde allí, con charlas y encuentros, buscaron sensibilizar a los jóvenes tratando de sensibilizar y difundir algunas prácticas que no son de amor pero se entiende, por una cuestión cultural que son una manera de demostrarlo: “Por ejemplo los celos. Luego de que hablamos con algunos nos consultan que sus parejas desea revisarle el celular, que lo hacen para cuidarlas”, cuenta Rivera a LA GACETA y agrega: “la intimidad es un rasgo de la libertad personal, revisar el celular de otra persona es un avasallamiento. Esa violencia psicológica puede derivar en algo más grave”.

“Hay que cuidar, ser respetuoso de las libertades de las personas que participan en un vínculo de solidaridad, amistad, protección del uno del otro y no de competencia”, explica la antropóloga.

Algunos mitos arraigados en las parejas sobre el “amor romántico”:

Los celos. “Es el más extendido y conocido. Los celos no demuestran amor ni cuidado. Son la expresión de la inseguridad de una persona por sobre otra y significan el deseo de control. El celo busca controlar el tiempo y los vínculos de la otra persona. Se disfraza de amor con esto de que ´te cela porque te quiere y si no te cela es porque está con otro´. Los celos hablan mucho de la inseguridad del otro. Cuesta mucho deconstruirlo porque se cree una regla de juego ´básica´ en el amor. El amor tiene que ser libertad para que puedas ser mejor persona a vos mismo”.

El amor todo lo puede. “Otro mito es eso de que, con amor, todo se puede lograr en una pareja. Muchas mujeres que han recibido violencia y sostienen esa situación justificando: ´lo amo demasiado, va a cambiar por el amor que yo le tengo´, cuando en realidad, esa persona necesita una intervención profesional. El amor es importante pero no lo es todo y hay situaciones o fenómenos que necesitan otro tipo de intervenciones porque el amor no las va a solucionar”.

El amor es para toda la vida. “Que el amor debe durar toda la vida, es otro mito. Las personas crecen, cambian, se enamoran y desenamoran y aparecen otras elecciones porque, quizás, hay otras necesidades. No está mal si uno comprende al amor desde la individualidad, desde dos personas que poseen vidas propias, con intimidades que pueden compartir o no. El amor son dos individualidades que comparten un momento”.

Mi media naranja. “Tampoco existe esto de que la otra persona es mi mitad y me completa. Lo que uno construye debe ser para uno mismo”.

“El amor tiene que ser libertad y debería llevarte a ser mejor persona”.

 “El amor tiene múltiples formas de experimentarse, el amor libre habla de una responsabilidad de cuidar al otro, lo mismo el poliamor. Hay que cuidar, ser respetuoso de las libertades de las personas que participan en un vínculo de solidaridad, amistad, protección del uno del otro y no de competencia”, explica la antropóloga.

“Hay que estar alerta con los primeros vínculos amorosos: si una persona tiene que modificar sustancialmente su conducta y forma en la que se presenta. Si tiene que dejar amigos, o lugares que le gustaban porque a su pareja no le gustan, le dicen cómo comportarse, es una señal de alerta y hay que evitar para que esto termine en algo grave”.