Todo empezó cuando Olmedo lo acusó de no pagar ganancias. "¿Qué me tiene que hablar de cosas personales? Estamos hablando del país", le contestó Samid.
Y le advirtió: "Usted me tiene que pedir perdón públicamente. Si lo hace, no va a tener ningún problema conmigo. Si no lo hace, va a tener un problema enorme a 20 metros de acá".
Terminaron dándose la mano
Olmedo le preguntó si eso era una amenaza y le advirtió: "Si quiere ir por la fuerza y matarme, quizás me mate a mí, pero nunca matará mi pensamiento que está instalado en toda la sociedad argentina".
El diputado se paró, se acercó hasta el empresario y le pidió disculpas. "Samid, yo tengo la humildad. Si le tengo que pedir perdón, yo le pido disculpas. No lo quise herir a usted. Me voy a poner de pie para pedirle disculpas. Soy un hombre de honor, de ley y de palabra".
Todo terminó con los dirigentes dándose la mano.