El papa Francisco le envió una carta al presidente de Siria, Bashar al Assad, en la que le pidió "iniciativas concretas" para detener la "catástrofe humanitaria" que vive el país desde hace años. Horas después, un bombardeo a un mercado, atribuido a la aviación rusa, dejó al menos 43 muertos y más de cien heridos. Moscú rechazó las acusaciones.

En la misiva que fue entregada por dos cardenales del Vaticano presentes en Damasco, el Pontífice expresa su "profunda preocupación por la situación humanitaria en Siria, con particular referencia a las condiciones dramáticas de la población civil en Idlib", en el noroeste del país, bastión de los últimos rebeldes que luchan contra el gobierno.

Por eso, le reclamó al mandatario que proteja "la vida de los civiles y sean preservadas las principales infraestructuras, como escuelas, hospitales y centros de salud". Por su parte, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, agregó que "en su carta, el Santo Padre utiliza tres veces la palabra reconciliación: este es su objetivo, por el bien de ese país y de su población indefensa", por lo que le insistió a Al Assad que haga "gestos significativos en este proceso de reconciliación tan urgente".

El Pontífice expresa su "profunda preocupación por la situación humanitaria en Siria, con particular referencia a las condiciones dramáticas de la población civil en Idlib"

Siria, con particular referencia a las condiciones dramáticas de la población civil en Idlib

Sin embargo, mientras se conocía el contenido de la nota enviada por el jefe de la Iglesia Católica, llegaban noticias que alejaban aún más el deseo de Francisco de la realidad del país. Un ataque aéreo a un centro mayorista de verduras de Idlib mató al menos a 43 personas, mientras que más de cien sufrieron heridas.

El anuncio fue realizado por la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que acusó a la aviación rusa, aliada al gobierno de Al Assad, por el bombardeo. En respuesta, el Ministerio de Defensa de Moscú rechazó las acusaciones: "Las declaraciones de representantes anónimos de la organización Cascos Blancos, financiada por el Reino Unido y Estados Unidos, sobre supuestos ataques al mercado en el municipio de Maárat an-Numán (provincia de Idlib) por aviones de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia son falsas". Además, aseguró que la aviación rusa "no desplegó ninguna tarea en esa región".