El partido Hermanos de Italia de Giorgia Meloni se dispone a formar el primer gobierno de extrema derecha del país desde la caída del dictador Benito Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Meloni se imponía en la madrugada del lunes con claridad en las elecciones para renovar el Parlamento, consiguiendo la mayoría legislativa para formar un nuevo gobierno junto a sus socios de la Liga y Fuerza Italia, de acuerdo a las proyecciones de los resultados escrutados luego de unas elecciones con la participación más baja de la democracia, en una afluencia menor al 70 por ciento.
La alianza de derecha conseguía, según los primeros sondeos, alrededor del 43 por ciento de los votos y superaba el 50 por ciento de las 400 bancas de Diputados y 200 del Senado en juego, lo que dejaría a Meloni a un paso de convertirse en la primera mujer premier de la historia del país, con una campaña basada en el rechazo a la inmigración, políticas más duras frente a Europa y promesas de menor presión fiscal. La ley electoral italiana favorece a los partidos que forman alianzas, lo que amplía la ventaja del bloque derechista frente a sus rivales de centroizquierda, sumamente divididos.
El Partido Democrático (PD), principal formación de izquierda, no consiguió movilizar al electorado para frenar el avance de la ultraderecha y tuvo que conformarse con una cifra que oscila entre el 17 por ciento y el 21 por ciento. El PD reconoció rápidamente la victoria de Meloni y manifestó su responsabilidad al ser el primer partido de la oposición, según explicó la vocera de la formación progresista en la Cámara de Diputados, Deborah Serracchiani. Los antisistema del Movimiento 5 Estrellas (M5E) obtuvieron entre el 13,5 y el 17,5 por ciento de los votos, por debajo del histórico 30 por ciento logrado en 2018, pero mejor de lo estimado en las encuestas.
Cerca de las tres de la madrugada en Italia, Meloni dio sus primeras declaraciones tras su triunfo en las elecciones y sostuvo que la derecha gobernará "para unir a todos los italianos". "Si gobernamos esta nación lo haremos por todos los italianos" para "exaltar lo que une y no lo que divide, porque nuestro objetivo es que los italianos puedan estar orgullosos de serlo", aseguró.
En un hotel en las afueras de Roma, Meloni dio un discurso llamativamente medido en el que aseguró: "Los italianos han dado desde las urnas una indicación clara, y la indicación es por un gobierno de centroderecha con la guía de Hermanos de Italia". La líder posfascista advirtió que "Italia y la Unión Europea necesitan la contribución de todos ante la situación compleja en la que nos encontramos".
Meloni, romana de 45 años, deberá ahora cerrar el apoyo de sus socios para garantizar la unidad del espacio al presidente Sergio Mattarella y mostrarse como una opción de gobierno estable para los próximos cinco años, la duración del Parlamento elegido este domingo. Una vez que se complete el procedimiento de formación del nuevo Ejecutivo, durante el cual el mandatario tiene un rol clave, el nuevo gobierno deberá presentarse en el Parlamento a conseguir el voto de confianza de la mitad más uno de los miembros de cada Cámara.
En las últimas semanas, los socios de la coalición de derecha habían mostrado cortocircuitos por el método que elegirían para formar el gabinete en caso de llegar al gobierno, y este domingo el líder de la Liga Matteo Salvini dio un paso en esa dirección al asegurar que tiene al equipo en la cabeza. "Estoy impaciente de volver mañana al gobierno de este país extraordinario", comentó Salvini, conocido por su política de mano dura contra los migrantes cuando era ministro de Interior, entre 2018 y 2019.
Sin embargo Antonio Tajani, el coordinador nacional de la conservadora Forza Italia, aseguró el domingo que "el resultado del centroderecha dará lugar a un gobierno estable, no habrá problemas relacionados con las diferentes posiciones de los partidos de la coalición". El número dos de Forza Italia, liderada por Silvio Berlusconi, subrayó que su partido es el centro de la coalición y que serán imprescindibles para gobernar.
La líder del partido heredero del Movimiento Social Italiano (MSI), una formación neofascista fundada después de la Segunda Guerra Mundial por los simpatizantes de Mussolini, aclaró en agosto su controvertida relación con el fascismo. "La derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia de hace décadas, condenando sin ambigüedades la privación de la democracia y las infames leyes antijudías", dijo Meloni en un video enviado en agosto en varios idiomas a los medios de comunicación extranjeros acreditados en Italia.
Sin embargo, el emblema de Hermanos de Italia lleva la llama tricolor verde, blanca y roja, un símbolo inventado en 1946 por el grupo de veteranos fascistas que fundaron el MSI. Varios medios volvieron a transmitir en estos días el video en el que a los 19 años Meloni declaraba su admiración por Mussolini. "Para mí fue un buen político. Todo lo que hizo, lo hizo por Italia", explicaba en aquel entonces.
Las elecciones de este domingo se dieron en un marco en el que la inflación, que a fines de agosto tocó el pico más alto en 37 años, un 8,4 por ciento interanual, se volvió uno de los principales temas de preocupación de los italianos. Además la suba de los precios de la energía amenaza ya a varias industrias muy dependientes de la luz y el gas, desde la construcción hasta la gastronomía.
La alianza de derecha que arrasó en las elecciones percibió ese escenario, y en las últimas semanas de campaña explotó su histórico descontento con el régimen de la Unión Europea para exigir un mayor énfasis en las negociaciones para la adopción continental de un techo al precio de la energía. Además, las posturas conservadoras de Meloni en temas como derechos de salud y reproductivos o la gestión migratoria pueden ser un eventual foco de tensiones con Bruselas.