Las calles de la ciudad chilena de Viña del Mar vivieron ayer varios episodios de violencia en la primera noche de su tradicional festival de la canción, en el marco de las protestas sociales que se registran en el país desde hace más de cuatro meses, con la quema de varios vehículos, el saqueo de algunos establecimientos y el ataque a la sede del Gobierno de la localidad balnearia.
Una multitud de personas se concentró en los alrededores de la sede del Festival de Viña del Mar para mostrarse en contra de su celebración en medio de la crisis social que vive el país y hubo varios choques con las fuerzas de seguridad que trataron de dispersarlos.
En ese momento fue atacado el Hotel O'Higgins, en el que se alojan muchas personas relacionadas con el festival, y el recinto fue evacuado por precaución.
Más tarde, un grupo atacó la entrada a la Municipalidad de Viña del Mar generando daños menores al edificio, tanto en ventanas como en la puerta de acceso, según reportó el cuerpo policial de Carabineros y recogieron medios locales.
#Viña Nos cansamos, nos defendemos! no se puede hacer un fiesta con muertos bajo la alfombra, #DignidadNoPanYCirco#SinJusticiaNoHayFestival @ricky_martin@StefanKramerS@pedrocapo pic.twitter.com/YxBnzkjrCg
— El Pueblo Informa (@_PuebloInforma) February 23, 2020
Una sucursal bancaria y algunas oficinas de empresas de telecomunicaciones fueron objeto de saqueos y destrozos en la noche, así como un concesionario de vehículos.
También fueron quemados varios automóviles que estaban estacionados en la calle, reseñaron las agencias de noticias EFE y DPA.
Chile vive desde el pasado octubre su crisis más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con una treintena de muertos y miles de heridos, además de graves acusaciones contra las fuerzas de seguridad por violaciones a los derechos humanos.
Lo que en un principio empezó como un llamamiento de los estudiantes a protestar contra el aumento de la tarifa del subte, se convirtió en una revuelta por un modelo económico más justo, que ha dejado además episodios de violencia extrema con saqueos, incendios y destrucción de mobiliario público.
La situación generó un fuerte descenso en la aprobación ciudadana del cuestionado presidente Sebastián Piñera, con índices menores al 9% según todas las últimas encuestas.