Los rescatistas aceleraron este domingo la búsqueda de posibles supervivientes atrapados bajo los escombros de las localidades arrasadas en Marruecos por un violento terremoto, que ya dejó más de 2.100 muertos.
El sismo ocurrido en la noche del viernes, de magnitud 6,8 según los servicios geológicos estadounidenses y 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica, fue el más potente desde que hay registros modernos en este reino del norte de África.
El movimiento telúrico dejó al menos 2.122 muertos y 2.421 heridos, según el último balance del Ministerio del Interior comunicado el domingo por la tarde.
“Las autoridades públicas están todavía movilizadas para acelerar las operaciones de rescate y evacuación de los heridos”, indicó el Ministerio del Interior.
La provincia de Al Hauz, epicentro del sismo, fue la más golpeada, seguida de Tarudant. En estas dos zonas situadas al sudoeste de la turística ciudad de Marrakech, la sacudida destruyó aldeas enteras.
El domingo, muchos residentes acudieron a los hospitales de esta ciudad para donar sangre para las víctimas.
“Lo perdí todo”, lamentó Lahcen, un hombre que perdió a su mujer y sus cuatro hijos en la localidad rural de Moulay Brahim, en la zona montañosa del Alto Atlas.
“Lo único que quiero es alejarme del mundo y hacer mi duelo”, dijo este padre de familia que se salvó de morir porque estaba fuera de su casa en el momento del sismo.
El pueblo de Tafeghaghte, unos kilómetros al oeste, quedó prácticamente destruido por el terremoto, cuyo epicentro se ubicó a sólo medio centenar de kilómetros, según constató un equipo de AFP.
“Tres de mis nietos (de 12, 8 y 4 años) y su madre murieron. Están todos debajo de las ruinas”, contó desolado Omar Benhanna, de 72 años.
El sábado, muchos de los supervivientes acudieron al cementerio para el entierro de unas 70 personas, en ceremonias desgarradoras marcadas por los gritos y el llanto.
El reino decretó el sábado tres días de luto nacional y dirigentes del mundo entero, desde España y Francia a Israel y Estados Unidos, enviaron sus condolencias a Rabat.
Incluso Argelia, un país vecino enemistado con Marruecos, abrió su espacio aéreo cerrado desde hace dos años para los aviones que transporten ayuda humanitaria y evacúen heridos.
El Banco Mundial afirmó que va a entregar “su apoyo total” al país.
España envió el domingo un equipo de 56 rescatistas y cuatro perros de búsqueda de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a Marrakech, tras recibir una solicitud formal del reino marroquí, y prepara un segundo avión.
“Enviaremos lo que haga falta porque todos saben que estas primeras horas son clave, especialmente si hay personas sepultadas bajo los escombros”, declaró la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la televisión pública.
Otros países, como Estados Unidos, Italia, Reino Unido o Israel, también ofrecieron su ayuda a Marruecos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró el domingo que Francia está lista para “intervenir” cuando las autoridades marroquíes “lo consideren necesario”.
Rabat indicó el domingo por la tarde que aceptaba el envío de “equipos de rescate” por parte de España, Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos.
La Cruz Roja Internacional advirtió el sábado que las necesidades del país son enormes, y prevé “muchos meses e incluso años de respuesta”.
Por la noche del sábado, las cadenas de televisión marroquíes difundieron imágenes aéreas de los poblados destrozados en la zona de Al Hauz, donde las construcciones son de arcilla.
A unos pasos del ayuntamiento de Marrakech, donde partes de las murallas del siglo XII de la ciudad están dañadas o parcialmente derrumbadas, algunas personas recogían las mantas con las que pasaron la noche sobre el césped.
María, una turista española, pasó la noche fuera de las estrechas calles del casco antiguo y se dispuso a “continuar su viaje con normalidad” hacia Fez, más al norte.
Además de afectar Marrakech y las regiones colindantes, el temblor se sintió en Rabat, Casablanca, Agadir o Easuira, donde muchos habitantes salieron en pánico de sus casas en medio de la noche.
Este es el terremoto más mortífero que ha golpeado este reino desde el sismo que destruyó Agadir, en la costa oeste, el 29 de febrero de 1960. Entonces, casi 15.000 personas murieron, un tercio de la población de la ciudad.