El cura Nicolás Parma fue condenado este miércoles a 17 años de prisión efectiva, más las costas del juicio, por el delito de abuso sexual en la causa que le iniciaron dos menores cuando eran seminaristas en la parroquia Exaltación de la Cruz en Puerto Santa Cruz, ubicada a 250 kilómetros de Río Gallegos.
“Tuve la posibilidad de poder contar lo que viví, mi historia. Uno se siente más sensible, pero nos escucharon y dieron una buena sentencia. Mi intención era viajar y poder estar ahí, era una parte de mi vida que tenía ganas de ir a cerrarla presencialmente, pero no pude”, dijo en Radio Pacífico Jonatan Alustiza, uno de las víctimas de Parma.
El acusado siguió la transmisión vía Zoom desde la comisaría de Puerto Santa Cruz donde se encuentra alojado, mientras que las víctimas Yair Gyurkovitz y Jonatan lo hicieron desde sus lugares de residencia actual en Cafayate y Pergamino, Buenos Aires.
Alustiza contó además que junto a las víctimas están en contacto permanente para saber cómo están y apoyarse, porque “estas situaciones te golpean fuerte emocionalmente, si buen uno lo espera, cuando llega el momento es muy difícil”.
Conocida la sentencia, el abogado defensor Cristian Arel anticipó que "no estamos de acuerdo. Vamos a reiterar el pedido de absolución en casación". Mientras que, el fiscal del proceso, Iván Saldivia, dijo a medios locales que "vamos a tener que leer los fundamentos de la nulidad por corrupción de menores, que, para nosotros, estaba acreditada. Igualmente es importante la sentencia de 17 años, cuando habíamos solicitado 20 años".
Por su parte, Jonatan sintió alivio al escuchar la condena a 17 años y porque “las heridas y las secuelas quedan, pero por lo menos podemos dormir tranquilos sabiendo que los abusadores están donde tienen que estar, tras las rejas”.