“Brenda no tuvo nada que ver”, dijo ayer, poco antes de las 22, Fernando Sabag Montiel, ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Un rato antes, Brenda Uliarte había negado la acusación. Pero a pesar de sus estrategias de defensa, los investigadores creen que entre los dos planearon matar a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, el jueves pasado cuando él le puso una Bersa calibre 32 a centímetros de la cara y gatilló.
La pareja fue indagada ayer en los tribunales de Comodoro Py. Ella por primera vez, después de su detención el domingo a la noche, y él por segunda. A los dos se los acusó de haber organizado con premeditación el atentado contra Cristina Kirchner. También de falsedad ideológica porque en la casa en la que vivían en la localidad bonaerense de San Martín se encontraron dos certificados de discapacidad de la Municipalidad de Quilmes que eran falsos.
La imputación conjunta surgió de las nuevas pruebas que se incorporaron a la causa. Una fueron las imágenes que mostraron que el jueves pasado Sabag Montiel y Uliarte llegaron juntos a la esquina de Juncal y Uruguay, cuando ella públicamente el viernes había dicho que hacía dos días no lo veía. La segunda fueron las imágenes que se obtuvieron de la tarjeta del celular de él. Allí se ve a ella posando con la Bersa en la cintura y a él en un primer plano con el arma. Son imágenes de mayo pasado. Las investigadores también tienen imágenes de los dos el miércoles pasado en la esquina del edificio de Cristina Kirchner, en una suerte de inteligencia y reconocimiento del lugar.
Ayer, cerca de las 17, los dos llegaron por diferencia de algunos minutos a los tribunales de Comodoro Py con un fuerte operativo de seguridad de la Policía Federal y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Primero fueron llevados al quinto piso del edificio a entrevistarse con sus defensores oficiales. Ella con Gustavo Kollman y él con Juan Martín Hermida. Lo hicieron en momentos distintos. El operativo de seguridad preveía que no tengan ninguna posibilidad de cruzarse.
Luego fueron llevados al despacho de Capuchetti, en el tercer piso. A los dos les exhibieron el arma y las fotos. Ella negó haber participado en la planificación del intento de homicidio. Dijo que estuvo en el lugar, que no sabía las intenciones de su pareja y que de haberlas conocido no hubiese ido. Calificó el hecho como aberrante y que más allá de las diferencias políticas que puede tener con Cristina Kirchner no le tiene odio ni avala lo que ocurrió. Solo contestó unas siete preguntas de su defensor que fueron en el mismo sentido de desvincularse del hecho.
Luego habló por teléfono con su papá y fue retirada del edificio. Con ese operativo finalizado entró al juzgado Sabag Montiel. Solo dijo que su pareja no estaba vinculada al hecho. Los dos cambiaron su lugar de detención. Ya no están en dependencias de la Policía Federal. Ahora quedaron bajo la custodia de la PSA. De hecho, ayer estuvo en Comodoro PY el titular de la PSA, José Glinski, que se reunió con Capuchetti y con Rívolo.
La investigación judicial espera el resultado de varias medidas de prueba. Una de ellas es el contenido de los celulares. La PSA comenzó a descargar el contenido del de ella. Sobre el teléfono de Sabag Montiel se busca la forma de obtener el material después de la polémica que se generó por la cadena de custodia del celular y la leyenda de “reseteado de fábrica” que apareció en un segundo intento.
Pero también están bajo análisis los celulares de seis amigos de la pareja. Cinco de ellos se conocieron por la venta de los copos de azúcar. Por eso en tribunales fueron bautizados como “la banda del copito”. Los cinco se presentaron espontáneamente ayer a declarar. “Se vinieron a limpiar”, analizó ante Infobae uno de los investigadores. Todos hablaron de cuál era su relación con la pareja. Contaron que eran amigos de Uliarte y que a través de ella conocieron a Sabag Montiel a quien le decían “Nando”.
Los cinco dijeron que no estuvieron con ellos el jueves en el edificio de Cristina Kirchner y por ahora no fueron identificados en las imágenes. Uno de ellos declaró que Uliarte tenía comentarios despectivos hacia la vicepresidenta y que a Sabag no lo escucharon hablar de la ex presidenta.
Todos entregaron voluntariamente sus celulares que van a ser analizados por la PSA. La justicia tiene previsto utilizar un sistema especial llamado “Pathfinder” que permite entrecruzar información digital de distintos dispositivos para hallar coincidencias.
A Sabag Montiel también lo compromete el resultado de ADN sobre la Bersa. Se halló rastro genético de él en tres sectores del arma: el martillo, la cola del disparador y la base del cargador. El peritaje también encontró ADN incompleto de un masculino. Para los investigadores puede ser de alguna de las personas que recogió el arma el jueves a la noche cuando Sabag Montiel fue detenido.
Cuando estén los resultados de las medidas de prueba en marcha, la pareja podrá volver a declarar si así lo consideran. Pero en Comodoro Py nadie tiene dudas que se encaminan a ser procesados con prisión preventiva por planear el crimen de Cristina Kirchner.