La investigación se inició a partir de la denuncia de dos niñas, que habían sido abusadas por el acusado. Se trata de un hombre conocido por sus actividades de curandero. A su vez, tenia un taller mecánico en la zona del macro centro de la ciudad.
Una de las niñas, que padecía episodios depresivos, fue manipulada por el acusado, quien la convenció de liberarla de sus karmas por medio de rituales.
Así, el acusado aprovechó la vulnerabilidad de la nena, que se encontraba distanciada de su madre por su bajo rendimiento en la escuela. Por este motivo, el acusado, pariente de la madre de la menor, busco acercarse a la misma, a quien sometió sexualmente en diferentes oportunidades.
Cansada de esta situación, en una charla con su prima (hijastra del acusado) pudo desahogarse y relatar el sufrimiento vivido. La prima también le confesó los abusos sufrido cuando tenia entre 5 y 8 años.
Ante esta situación, en la que las adolescentes fueron encontradas por una de las madres en un cuarto llorando por sus situaciones vividas, fueron acompañadas para presentar las respectivas denuncias contra el abusador. El mismo quedó detenido y el lunes pasado a instancia del fiscal Federico Obeid, en una audiencia de juicio abreviado, el acusado se declaró culpable de los delitos de estupro agravado por la guarda, abuso sexual gravemente ultrajante y con acceso carnal, todo continuados en el tiempo. Dicha calificación recibió una pena de 11 años de prisión de ejecución efectiva.