Todo indica que al papa Francisco le gustaría visitar Argentina el próximo año. Pero para ello puso una condición: si se cumple, viene; si no, se queda en el Vaticano.
Desde que asumió como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Jorge Bergoglio no volvió a su país. Si bien está muy al tanto de lo que ocurre tanto en materia política como social, y mantiene lazos estrechos con amigos, ex colaboradores y familiares, no volvió a pisar suelo argentino.
A Francisco le duele la gran división social que ocurre en Argentina a raíz del enfrentamiento entre kirchneristas y anti kirchneristas, y entre macristas y anti macristas, según consignó el diario La Nación.
Por ese motivo, el viaje está condicionado a que se genere un clima de pacificación política y social en el país. El dato fue confirmado al diario porteño por fuentes diplomáticas y del Vaticano.
Desde que llegó al trono de San Pedro, Francisco se convirtió en el objetivo de distintos sectores políticos. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo visitó reiteradas veces; lo mismo hizo el presidente Mauricio Macri como mandatario y como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
Además, innumerables figuras políticas de menor importancia viajaron al Vaticano con el único objetivo de tomarse una foto con él.
A eso hay que sumar que cada uno de sus gestos hacia algún actor de la política local es tomado como una alineamiento. El mejor ejemplo es el de Milagro Sala, a quien el Pontífice le envió algunas cartas y un rosario. Esta actitud desató el enojo y las especulaciones de los antikirchneristas y la alegría de aquellos que están encolumnados en ese sector político.
La Gaceta