“Cuando un crimen queda impune el mundo se vuelve peor”. Esta frase la pronunció el fiscal general adjunto de San Isidro, Patricio Ferrari, en el alegato por el tercer juicio por el crimen de María Marta García Belsunce, donde pidió con vehemencia que Nicolás Pachelo fuera condenado a perpetua por el asesinato de la socióloga cometido el 27 de octubre de 2002 en el country Carmel. Pasaron dos décadas y 36 días del homicidio y este viernes los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de San Isidro darán su veredicto en medio de una semana cargada de rumores que culminó con un escándalo: 24 horas antes la acusación presentó un escrito en el que aseguran que el resultado del fallo se filtró.
Cuesta creerlo, sobre todo porque la resolución de los jueces debe ser reservada al extremo, pero el documento firmado por los fiscales Ferrari, Andrés Quintana y Federico González que se conoció este jueves dice textual: “Sería un posible veredicto absolutorio producto del voto de los vocales Osvaldo Rossi y Esteban Andrejin”.
Lo cierto es que este 2 de diciembre, desde las 11, justo cuando se cumplen 20 años de la autopsia que desnudó que María Marta tenía cinco tiros en la cabeza y que no se había muerto en un accidente doméstico producto de su torpeza, se conocerá la verdad y la decisión del tribunal que encabeza Federico Ecke.
A 20 años del crimen de María Marta, Pachelo ha dicho varias veces que él no la mató. Para la acusación, miente. Para su defensa, es inocente. Los jueces tienen la última palabra. Antes de ello, pasaron 142 días de un debate que se desarrolló a puño cerrado, con chicanas, denuncias varias, causas paralelas y una recusación inicial a los jueces que se terminó diluyendo con el transcurso de las audiencias. Pero que también se vio atravesado por el tiempo, con mucha prueba que se ha perdido en el camino (sobre todo porque el crimen se descubrió recién 36 días más tarde), y con una crítica constante a lo hecho por el fiscal originario: Diego Molina Pico.
Y mucho antes de llegar a este viernes decisivo, en el que el crimen de María Marta pide salir de la impunidad, otros dos juicios han quedado en el archivo, con absolución incluida al viudo Carlos Carrascosa y la condena contra los familiares por encubrimiento caída.
Lo cierto es que ese 27 de octubre de 2002, en el country Carmel María Marta tuvo que dejar y el partido de tenis de cada domingo antes de tiempo por la lluvia. Tras un breve paso por la casa de su cuñado Guillermo Bártoli, donde estaba resto de su familia viendo el Superclásico, se subió a la bicicleta y se fue a su casa: tenía turno para un masaje. Dirían tres adolescentes de 14 años por entonces, y repetirían ya hombres hoy de 34; que ese día primero pasó Pachelo trotando, luego la socióloga; y que los dos coincidieron sobre la misma calle: la que desembocaba en la casa del matrimonio Carrascosa-García Belsunce.
El reconocido criminalista Daniel Salcedo esgrimió en este tercer juicio una teoría de lo que puso haber pasado basado en indicios. Un encuentro con el intruso, una mujer que no era para nada sumisa, una lucha, una caída y un golpe que la dejó indefensa, un disparo que le rozó el cráneo y la atontó, y el asesino que le vació los otros cinco proyectiles del revólver calibre .32 largo que portaba para destrozarle el cerebro. “El asesino tardó no más de tres segundos en hacer los seis disparos”, especuló.
Fue en abril de 2003 que el fiscal Diego Molina Pico pidió la detención de Carrascosa como presunto asesino de su esposa. Menos de un año después, la causa se elevó a juicio. El 18 de junio de 2009, la Sala I del Tribunal de Casación Penal bonaerense condenó a prisión perpetua al viudo por el crimen de su mujer. Dos años después, condenaban por “encubrimiento” a Bártoli, Horacio García Belsunce (h), John Hurtig, Juan Gauvry Gordon y Sergio Binello; y se absolvió a la masajista Beatrìz Michelini.
No pasaría mucho hasta que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenara una “revisión amplia” de la condena al viudo en 2014 y dos años después se anuló el fallo condenatorio y se pidió una nueva investigación. Los fiscales de Pilar María Inés Domínguez -fallecida- y Andrés Quintana llevaron a juicio la pista Pachelo, que este viernes conocerá su suerte.
Pachelo y los ex vigiladores José Ortiz y Norberto Glennon se sentaron en el banquillo de los acusados el 13 de julio pasado, como presuntos coautores del crimen de García Belsunce. Las pruebas contra los guardias resultaron endebles y la fiscalía desistió de la acusación de ambos, no así la querella.
Entonces, Pachelo quedó como único acusado del crimen. Sus antecedentes por haber robado los domingos por la tarde en lugares que conocía, generalmente a vecinos, es uno de los puntos que usó la fiscalía para sostener su teoría.
A eso, la acusación le sumó que “odiaba a María Marta” porque ella lo quería echar del country que había construido su padre; la cámara oculta a un ex empleado de la familia de Pachelo les sirvió a los fiscales para poner la idea de un arma en su mano; y la declaración de los adolescentes que lo vieron trotar cerca de la víctima lo ubicó a metros de la casa donde se cometió el crimen. Concluyeron el plexo probatorio con el testimonio de los mozos que al día siguiente aseguraron que el acusado fue a preguntar: “¿Se sabe quién la mató?”, cuando ni siquiera la habían enterrado y la teoría del accidente doméstico reinaba. Ese fue el hilo conductor del juicio.
Los abogados Raquel Pérez Iglesias y Marcelo Rodríguez Jordan negaron cada punto que le quiso endilgar la fiscalía al imputado, aunque fue Pachelo su mejor defensor: se sentó en 13 oportunidades frente a los jueces para rebatir las acusaciones, responder preguntas, chicanearse con los fiscales, reconocerse autor de una serie de robos y afirmar que él no fue quien asesinó a la socióloga.
“Pido la absolución por María Marta y que me den por cumplida la pena para compartir los últimos días con mi hijo. No he visto en el debate que se haya podido poner un arma en mi mano. Jamás he cometido un hecho con arma violento y jamás he lastimado a una persona”, sostuvo Pachelo, quien está preso desde 2018 por una serie de robos por los que también fue juzgado. Él reconoció seis, pero le endilgan un par más y por ello la fiscalía pidió 15 años de cárcel más la reincidencia.