En la carrera por dilucidar cómo se fugó el dinero de la corrupción, el testimonio del financista Ernesto Clarens puede ser decisivo. Al cabo, fue apuntado por empresarios de la construcción como protagonista central de una maniobra por la que se habrían movido más de 200 millones de dólares al exterior. Vinculado a Néstor Kirchner y a Lázaro Báez, y ya acusado por el valijero -y primer arrepentido- Leonardo Fariña, como responsable del blanqueo de las coimas, los movimientos de Clarens durante la era K fueron incesantes: desde que el kirchnerismo llegó al poder en 2003 hasta hace unas semanas, cuando estalló el escándalo de los cuadernos, hizo más de 200 viajes al exterior. Su destino favorito fue Uruguay, el mismo que el de Daniel Muñoz, el secretario privado de Néstor Kirchner, con el que coincidió en más de un viaje.
Ademas, Clarens realizó 91 viajes breves a Uruguay en barcos privados sobre un total de 164. Lo llamativo es que se trasladó en embarcaciones a pesar de tener una compañía de taxis aéreos. Uruguay, según la Justicia, es uno de los pasos más utilizados para sacar fondos negros al exterior.
Clarens, un simple broker de bolsa en los 90, que probó suerte a principios del 2000 con Interplayer, una empresa vinculada al negocio del fútbol; dio su primer salto cuando Kirchner, por entonces gobernador de Santa Cruz, autorizó a su empresa Credisol a entregar créditos a empleados públicos provinciales.
Su crecimiento definitivo coincidió con la llegada del clan patagónico a la Casa Rosada. Y también la frecuencia de sus viajes al exterior, donde se dedicó a armar una red de firmas y cuentas offshore, se intensificaron en 2008, año en el que Oscar Centeno comenzó a describir los viajes y pagos de coimas.
Ernesto Clarens y su abogado saliendo de Comodoro Py tras declarara en el caso de las coinmas. Fotos Emmanuel Fernández.
Su testimonio fue incluido por el fiscal federal Carlos Stornelli como uno de los "fundamentales" para la causa, junto al de otros arrepentidos, como Carlos Wagner y Juan Chediak (ex titulares de la Cámara Argentina de la Construcción), o el ex secretario de Obras Públicas José López. "Son muy importantes", remarcó en diálogo con la 990. A diferencia de ellos, ya imputados colaboradores, el acuerdo que Clarens firmó con Stornelli todavía no fue homologado: el juez Claudio Bonadio lo definiría en las próximas horas.
El testimonio de Clarens podría tener impactos colaterales ya que su financiera Invernes SA es investigada en diversas causas vinculadas a la corrupción kirchnerista, como la denominada "ruta del dinero K", por la que se encuentra detenido Báez. Allí, Clarens está apuntado como parte de la estructura financiera que posibilitó que el amigo de Kirchner blanqueara más de 60 millones de dólares.
Como publicó Clarín, ante Stornelli, Clarens explicó cómo operaba su financiera, qué negocios realizaba él y cómo era el movimiento de fondos. Y también habría aportado detalles de cómo se utilizaban las financieras en toda la maniobra.
Días atrás, este diario consignó que el empresario de la construcción Aldo Roggio había nombrado a Clarens como el destinatario de las “contribuciones” que le obligaban a dar a cambio de pagarles los certificados de avance de obras viales. Esto obligó a Clarens a decidirse a hablar.
La declaración de Clarens se podrá contrastar con el detalle de viajes que hizo. Según un informe en base a registros oficiales al que accedió Clarín, sobre un total de 220 viajes que hizo Clarens,la mayor parte tuvo a Uruguay como destino: 164 veces. Estados Unidos, a donde se le adjudican varias propiedades, fue su segundo lugar predilecto, con 41 viajes. Completa el "podio" España, con 5 visitas.
Aunque a Uruguay también fue en ferry, Clarens se acostumbró a cruzar en embarcaciones privadas a Carmelo, donde frecuentaba el exclusivo barrio privado El Faro. A Uruguay fue 91 veces en embarcaciones privadas. Allí coincidía con el banquero Jorge Brito, dueño del Banco Macro, con quien supo tejer estrechos vínculos. Incluso, una de sus firmas, Excel Servicios Aéreos, se quedó con un Lear Jet que fue propiedad de Brito.
Curiosamente, pese a tener su propia firma de taxis aéreos, Clarens usaba barcos para ir a Uruguay y también usó vuelos regulares. Más de una vez, usó un Eurocopter 130B, matricula LV-CFO. Se trata de un helicóptero de la firma HELICORP, del lobbista Jorge “Corcho” Rodriguez, también señalado en los cuadernos.
Así, Clarens se aseguró viajar siempre por una vía distinta a Muñoz, quien según el chofer Centeno recibía los bolsos con millones de dólares que llevaba Roberto Baratta al domicilio de los Kirchner. Muñoz fue otro visitante "frecuente" de Uruguay: el programa La Cornisa reveló este domingo que, entre 2008 y 2016, año de su muerte, el secretario de Kirchner cruzó 35 veces del otro lado del Río de la Plata.
Casualidad o no, al menos siete de esos viajes fueron en simultáneo con los de Clarens.
El 14 de junio de 2018, Clarens se subió al ferry pasadas las 10 de la mañana. Muñoz una hora después a un avión privado. Volverían dos días más tarde, con apenas un rato de diferencia.
El 26 de diciembre de ese mismo año, Clarens viajó otra vez en ferry a Uruguay. Menos de nueve horas después, minutos después de la medianoche, volvió en un vuelo privado que aterrizó en Aeroparque. Su estadía en Argentina sería más breve: a las 6 de la mañana partiría en un barco desde San Fernando de nuevo para Uruguay. Un raid sólo para pocos.
Semanas después Clarens y Muñoz volvieron a sincronizar relojes: el 23 de enero de 2009, el financista partió a las 19 y Muñoz un rato más tarde, ambos rumbo a Uruguay. Volvieron tres días más tarde, con menos de dos horas de diferencia. Siempre separados.
Algo similar ocurriría en febrero de aquel año y entre diciembre de 2010 y enero de 2011. En el medio, Clarens hizo uno de sus viajes a Estados Unidos: partió el 27 de octubre de 2010, a las 20.30, aún en plena conmoción pública por la muerte de Néstor Kirchner.
Fuente: Clarin