El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, arribó este miércoles a la ciudad de Buenos Aires, Argentina, donde participará a partir del viernes de la cumbre de líderes del G-20.
MBS, como se lo conoce, es el primer líder en llegar al país y lo hizo junto a su comitiva al aeropuerto internacional Ministro Pistarini en la ciudad de Ezeiza a bordo de un Boeing 747-400 de la flota oficial del gobierno saudita.
A comienzos de esta semana un Boeing 777 de la aerolínea estatal saudita Saudia ya había aterrizado en Argentina, presuntamente con miembros de la delegación o carga logística requerida.
MBS, de 33 años, representará a su padre, el rey Salman Bin Abdulaziz, en la cumbre del G20 y, además de heredero al trono, es también ministro de Defensa de Arabia Saudita.
En 2017 fue designado sucesor del trono en Riad, superando a muchos de sus tíos, y desde entonces ha encarado una agenda de reformas en el ultraconservador reino wahabita.
Sospechas
Sin embargo su imagen se ha visto empañada en el último año por la intervención armada de Arabia Saudita en Yemen y por la desaparición del periodista disidente Jamal Kashoggi.
De hecho, el arribo del príncipe heredero se da en el contexto de una fuerte crisis diplomática por el asesinato de Khashoggi, un antiguo promotor del reino convertido en disidente, dentro del consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía.
Aunque Riad niega cualquier responsabilidad por el hecho, que atribuye a elementos rebeldes dentro de sus servicios de inteligencia a los que está juzgando, muchos países e incluso la CIA estadounidense han cargado la responsabilidad sobre el reino saudita y MBS.
Al respecto, la situación generó especialmente una crisis en las relaciones entre Arabia Saudita y Turquía, donde tuvo lugar el crimen, y había especulaciones sobre un posible encuentro entre MBS y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan en Buenos Aires.