Así en el manifiesto, al que adhiere la delegación Salta de la entidad, se señala como imprescindible brindar, a las víctimas/sobrevivientes medidas para evitar la manipulación clerical, disfrazada de “ayuda” y “solidaridad”, publicó Nuevo Diario.
Este protocolo se elaboró luego de conocidos más de 100 relatos de sobrevivientesque al pedir ayuda a algún miembro de la parroquia o congregación los hacían aislarse, produciendo más daño psicológico.
Luego destacan que las víctimas, fueron elegidas,siempre, por su vulnerabilidad, física, psíquica o social, lo que significan ataques planificados, nada de productos de enfermos. "Te elijo - te desecho - te traigo regalos - no existís”.
Los abusadores llevan todo el delito al plano de la confesión, usando esta herramienta para mantener, el sistema perverso.
Se ganan la confianza, ya que muchas veces se sientan en las mesas de las familias, ingresando al círculo intimo, mientras abusaban de niños/niñas, adolescentes. La red entienden que en este sentido, es importante tener en cuenta que cuando se ha estado sometido a ese poder, sigue vigente en la víctima aunque no vea a su abusador/a durante mucho tiempo.
“Esto causa efectos tales como adicciones, trastornos alimentarios, trastornos del sueño, depresión, suicidios e intentos de suicidio”. De parte de la autoridad eclesiástica, el contexto no es otro que el de la protección de la institución llegando a fingir arrepentimiento y preocupación por las víctimas.
Así elaborarán guías de prevención, organizarán cursos y jornadas de capacitaciónal interior de la institución, diseñarán encuestas, implementarán investigaciones, crearán comisiones, establecerán protocolos, montarán eventos donde a las víctimas -paradójicamente- no se les permite participar. En este sentido la Red sugiere que la ayuda se busque en medios no infectados por la ilegalidad y el abuso del poder eclesiástico.
Esto de la una denuncia inmediata a las autoridades judiciales y recurrir luego a la autoridad eclesial.