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La increíble historia de la chica que habló con un muerto y resolvió el crimen

La increíble historia de la chica que habló con un muerto y resolvió el crimen

Por Eddie Fitte │Un hombre asesinado a balazos, "la nena de las visiones", una aparición en medio de un funeral. El misterio del kilómetro 968 y un pedido de Justicia desde "el más allá".

San Vicente: Ampliación informe "HOMICIDIO"

"Siendo las 23:00 horas aproximadamente en el hospital local de esta localidad había ingresado una persona de sexo femenino identificada como XXXXXXXXXXXXXX de 14 años de edad quien se encontraba en estado de shock y manifestó que en circunstancias que se encontraba en el velatorio de quien en vida fuera CRISTIAN ANYER alias DIEGUITO y en momentos que se dirige al sanitario ANYER se le aparece en una visión y le manifiesta “QUE EL CIUDADANO XXXXXXXXXXXXXXX NO FUE QUIEN LO MATÓ Y ASI MISMO LE DIJO QUE LOS RESPONSABLES DE SU MUERTE FUERON EL PADRE Y EL NOVIO DE UNA JOVEN ORIUNDA DE LA LOCALIDAD DE DOS DE MAYO CON QUIEN ANYER INTENTABA MANTENER UNA RELACIÓN, AGREGANDO ADEMAS QUE NO SE QUEDARA EN SILENCIO QUE CONTARA TODO ESTO A LAS AUTORIDADES A LOS FINES DE QUE SE HICIERA JUSTICIA”.

"Se le aparece en una visión", dice. Leyeron bien. Podría ser el comienzo trillado de un capítulo de The OA, pero es un informe que sale de una comisaría de una ciudad del interior de la provincia de Misiones, de 45 mil habitantes llamada San Vicente.

Todo esto pasó hace menos de un mes, precisamente el 18 de enero. Y desde entonces, mucho más ahora -con todas las miradas de un país puestas sobre esa localidad-, en la ciudad no se habla de otra cosa.

Fue hace unos 10 días que, en la producción de Telenoche, nos mostraron un par de portales misioneros que contaban lo sucedido. Los grandes medios nacionales también replicaban la noticia, pero una cosa nos llamaba la atención: nadie hablaba con "la chica de las visiones", a quien de acá en más vamos a llamar "Eme". Sí, se narraba la historia de manera escueta: un chico estaba demasiado cerca de una chica que estaba de novia. Ante la novedad de ver la continuidad de su pareja amenazada por este tercero en cuestión, el novio de la niña fue y mató al sujeto de la discordia en una siniestra complicidad con el padre de su pareja. Para cumplir el objetivo, interceptan a Cristian Anyer que volvía tranquilo caminando por el costado de la ruta, lo golpean y le pegan un tiro en la cabeza. Lo ejecutan, a pocos pasos de su casa, en el kilómetro 968 de la Ruta Nacional 14.

Después, un perejil cae en cana para que la policía local pueda resolver de manera ejemplar el caso en cuestión hasta que en el funeral del chico asesinado, una nena va al baño y mantiene una conversación con el muerto que le revela la verdad.

A partir de entonces, la policía le toma esa declaración a la menor -siempre acompañada de su madre- y los datos que provee Eme logran la liberación del inocente (y el posterior encarcelamiento del verdadero culpable junto a su cómplice).

Todo esto se contaba con total normalidad y sin incluir la voz de Eme. Por eso, no quedó más que retomar las usanzas de la vieja escuela de este oficio y viajar hacia ese lugar para tratar de encontrarla y obtener un testimonio que confirmara lo sucedido frente a una cámara. Complicado.

Una vez que llegamos, notamos que había un motivo por el que nadie había logrado dar con Eme: su madre, para protegerla en tiempos en que su nombre estaba en boca todos, la había retirado del barrio.

Durante dos días tratamos de dar con ella y decidimos empezar por buscar a la familia de la víctima. No imaginábamos que ya habíamos conseguido dar con la casa de la chica de las visiones cuando esa señora que nos atendió nos dijo que ahí vivía una familia con el mismo apellido, pero no una chica con el nombre que buscábamos.

Les cuento esto a los hermanos de Cristian. Les digo que algo me había parecido raro, que me daba la sensación que era ahí. Ellos confirman mi sospecha: había dado con la casa indicada y nos iban a acompañar porque ellos también tenían ganas de conversar con Eme. Querían saber si tenía más para contar. De hecho, el arma del crimen todavía no había aparecido y quizá Eme había tenido otra “visión”.

Así, volvimos a esa casa, pero esta vez, con ellos. Inmediatamente las cosas fueron como imaginábamos. La madre, al principio, nos dijo que no quería que mostráramos a Eme porque estaba bajo amenaza. Pero con el avanzar de la conversación nos contó la verdad: toda la familia estaba haciendo un esfuerzo gigante por no hablar del tema para que Eme pudiera dejar de pensar en la fantasmagórica figura con la que se había “conectado”.

Luego, con tanto sigilo como tristeza, aparece Eme. Saluda con mucho afecto a los hermanos del chico asesinado e inmediatamente nos ponemos a hablar sobre la posibilidad de hacer la nota. Eme nos confiesa la verdad. Palabras más, palabras menos, siente que no puede dejar de pensar en los momentos de la visión, y que ese pesar la mate. Después, lo iba a repetir en la nota: “tengo miedo que me mate”. Esta confesión puede que les resuelva la duda que se les podría haber generado frente a su miedo a morir.

Así, Eme llegó a una conclusión que la llevó a dar su testimonio a la televisión nacional. En realidad, ella no tenía miedo de las amenazas; ella tenía miedo de Cristian. Porque su recuerdo la podría matar. Porque si esto no se terminaba de resolver, él podría volver.

Así, la chica de las visiones se dio cuenta que quizá contarle a todo el mundo, y ya no sólo a la policía, podía asegurarle que finalmente “se haga justicia”. Al fin y al cabo, esas –según su propio relato- habían sido las textuales exigencias del alma en pena.

Lo único que no quería era que sus vecinos vieran cámaras en su casa y vieran que “la chica de las visiones” era buscada por la prensa. Porque tenía que contar una cosa de la que ella no estaba orgullosa: que un muerto le había pedido un favor. Tenía miedo de que “la vieran de loca”. Esa era la única verdadera amenaza: que se pusiera en duda su cordura, de la que ella estaba completamente segura.

A partir de acá, quizá puedan ustedes estar esperando una pista más sobre si esto es verdad o no. Si los muertos pueden volver para pedir cosas en los sanitarios de sus funerales. Lo que implicaría que hay vida después de la muerte. Preguntense: si no estoy lo suficientemente capacitado como para escribir esta nota, ¿cómo voy a tener la habilidad de asegurar algo semejante? Si les preocupa mi opinión: me parece que la vida perdería un poco la gracia. Pero acá cada uno baila como se le canta el orto, viste cómo es esto. Así que como vos digas.

¡Ojo!, pueden estar pensando: “Che, pero los muertos están muertos: ¿quién le pasó a esta ‘chica de las visiones’ la data que le dio a la policía? ¿Conocía ella al verdadero asesino?…¿ escuchó algo que no tenía que escuchar y le echó la culpa a un fantasma?…¿habló con la nena en disputa…etc. etc.?”

No tengo idea. Un policía me lo resumió así: “Los dos que tienen que estar presos están presos porque el testimonio de la chica ayudó a corroborarlo”. Ellos ya cumplieron su trabajo: encontraron a los culpables.

 

 

Fuente: TN



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