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Las metas del Presupuesto 2020 del Gobierno: inflación de 26% y crecimiento del 3,5%

Las metas del Presupuesto 2020 del Gobierno: inflación de 26% y crecimiento del 3,5%

Los números que llevó al Congreso Nacional para el ejercicio venidero, en detalle.

Este jueves el Gobierno presentó al Congreso el informe de avance de Presupuesto 2020 elaborado por la Secretaría de Hacienda de la Nación.

 

Allí se proyecta un crecimiento de 3,5% de la economía para el 2020; una inflación de 26,1% para finales del próximo año y de 19,1% en diciembre de 2021 y un alza de 7% en las exportaciones.

Principales conceptos (detalle del documento):

El programa económico de los últimos tres años y medio sentó las bases para crecer de manera sostenida y avanzar de forma definitiva en la reducción de la pobreza. Elresultado fiscal primario se había deteriorado en 8 puntos del PBI en 11 años, pasando de un superávit del 4,3%; en 2004 a un déficit de 3,8% en 2015. En 2019 estamos convergiendo al equilibrio primario y aspiramos un a superávit del 1% para el año 2020.

La convergencia fiscal ha sucedido a la vez que hemos reducido significativamente la carga tributaria. Entre 2003 y 2015 el gasto primario nacional casi se duplicó, al pasar de 12,2% del PIB en 2002 hasta 24,0% en 2015. Durante los últimos 4 años logramos reducirlo en 5,5 puntos del PIB, ya que proyectamos que cierre 2019 en 18,5% del PIB, el nivel más bajo en 10 años. En términos reales, la reducción acumulada en este período es del 20%.

Esta reducción no afectó al gasto social. Por el contrario, se aumentaron los esfuerzos de protección social y 2019 finalizará con la participación más alta de la historia del gasto social en el presupuesto. Las prestaciones sociales se mantendrán en relación al PIB respecto a 2015, mientras que el resto del gasto primario se reducirá prácticamente a la mitad al pasar de 13,9% a 8,4% del PIB.

Bajamos la presión tributaria en 2,5 puntos porcentuales del PBI entre 2015 y 2019. De esta manera, revertimos parcialmente el extraordinario aumento de 11,4 puntos que había sucedido entre 2003 y 2015, y que imponía una traba para el desarrollo del sector privado. Continuar en el camino de la reducción de impuestos es clave para mejorar la competitividad de la economía.

También fortalecimos la institucionalidad fiscal. Tras una década de discrecionalidad y opacidad presupuestaria se pasó a un proceso presupuestario transparente en el que el Congreso tiene un papel fundamental.

Al mismo tiempo, avanzamos en una reforma tributaria con consenso de las provincias y en el fortalecimiento del federalismo fiscal. La nueva ley federal de responsabilidad fiscal establece que el gasto primario corriente no podrá incrementarse por encima de la inflación y que el personal no podrá crecer más que la población. Además, el Impuesto a las Ganancias se hizo 100% coparticipable, se quitó el tope a la provincia de Buenos Aires y comenzó la devolución gradual del 15% retenido por ANSES.
Junto con el esfuerzo fiscal, redoblamos nuestro compromiso para bajar la inflación. Para ello fortalecimos la autonomía del Banco Central, que puso en marcha un plan de control estricto de agregados monetarios y terminamos con el financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria. Este programa permitió que el Banco Central mejore notablemente su patrimonio.

Aunque la inflación aún es más alta de lo deseable, desde abril de 2019 ha retomado un sendero descendente. Además, enviamos al Congreso de la Nación un proyecto de ley para modificar la Carta Orgánica del Banco Central y fortalecer su independencia. El Banco Central ha logrado también reducir la volatilidad cambiaria.

Estamos corrigiendo el desequilibrio persistente del sector externo que representaba una fuente de vulnerabilidad para la economía. En 2019 se espera corregir más de un 50% del déficit de cuenta corriente medido en dólares. La reducción del déficit de cuenta corriente se da como resultado de la corrección del déficit energético, principalmente como consecuencia de la mayor producción de Vaca Muerta, y la suba del tipo de cambio real, que mejoró el balance comercial y, en particular, el de servicios como el turismo.

El conjunto de políticas implementadas y el acuerdo con el FMI nos han permitido atravesar la turbulencia financiera de una manera diferente a la que históricamente ha ocurrido en Argentina. No se produjeron disrupciones con efectos permanentes sobre la economía: no se rompieron contratos, no se fijó el tipo de cambio ni se implementaron restricciones o cepos. Los shocks recibidos resultaron en una recesión: la economía argentina cayó 2,5% en 2018 y se espera una caída de 0,8% en 2019; pero al mismo tiempo la economía ha aumentado su resiliencia al haber avanzado en el ordenamiento macroeconómico, en las mejoras de competitividad y en la integración internacional.

Las mejoras de competitividad dejan a la economía con mayor capacidad exportadora. El gobierno nacional avanzó en una agenda amplia y compleja para mejorar la competitividad sistémica de la economía. Esto incluye leyes como las de Defensa de la Competencia, de Emprendedores y PyME; mejoras logísticas a partir de un plan histórico de infraestructura; avances en la simplificación y desburocratización (por ejemplo, Sociedad Anónima Simplificada y Ventanilla Única de Comercio Exterior); avances en financiamiento con la ley de Financiamiento Productivo y un conjunto de modificaciones regulatorias para promover el ahorro privado y canalizarlo hacia inversiones de largo plazo; y mejoras en la productividad laboral con la reducción de las contribuciones patronales y con una nueva Ley de Riesgos del Trabajo.

Avanzamos en un proceso de integración al mundo. En lo comercial, además de la apertura de más de 170 mercados para nuestros productos agroindustriales, firmamos acuerdos que nos vinculan a futuro con otros países y realizamos distintas reformas que modernizan al MERCOSUR. Además, avanzamos en negociaciones en el marco del MERCOSUR con la Unión Europea, la EFTA, Corea y Canadá.
Indicadores del período enero-mayo:

En los primeros cinco meses de 2019 la Administración Pública Nacional registró un resultado primario superavitario en base devengado de $56 mil millones.

Los recursos totales percibidos durante el período enero – mayo de 2019 se ubicaron en 37,2% de la proyección anual de recursos. Los ingresos tributarios crecieron $245 mil millones lo que representa un incremento de 51,6% en términos interanuales. Se destacaron la mayor recaudación en el Impuesto al Valor Agregado, el Impuesto a las Ganancias, el Impuesto a los Créditos y Débitos Bancarios y Derechos de Exportación.

Los gastos totales de la Administración Pública Nacional realizados en los primeros cinco meses del año 2019 devengaron el 35,2% del nivel estimado para el ejercicio ubicándose 2 puntos porcentuales (p.p.) por debajo de la ejecución de los ingresos totales y 3 p.p. de los ingresos corrientes.

Los gastos corrientes resultaron superiores en $419 mil millones (43,8% i.a.), con fuerte peso de prestaciones de la Seguridad Social (principalmente por el impacto de la aplicación del cálculo de movilidad de los haberes previsionales), por la aplicación de la Ley de Reparación Histórica, por Intereses Netos y Otras Rentas de la Propiedad, Remuneraciones por incidencia de las medidas de política salarial aplicadas durante 2018 y 2019 de los trabajadores de la Administración Nacional, Asistencia financiera para la ejecución de políticas energéticas, Asignaciones familiares (por la aplicación del índice de movilidad y el aumento de 46% para la Asignación Universal por Hijo que se otorgó en marzo), Transferencias a universidades nacionales, Asistencia financiera a provincias, Atención de iniciativas en materia de promoción y asistencia social, Compra de vacunas, entre otras.

Por otro lado, los gastos de capital registraron una disminución neta de $9.231,8 millones. No obstante, hay que destacar el incremento interanual de 46,3% en la inversión real directa ($8.780,2 millones) dirigido al financiamiento de obras de infraestructura de transporte como las vinculadas al transporte ferroviario de cargas y las ejecutadas en el ámbito de la Dirección Nacional de Vialidad. La reducción en las transferencias de capital responde principalmente a la menor asistencia financiera a la empresa Nucleoeléctrica Argentina S.A., al completarse las obras de extensión de la vida útil de la Central Nuclear de Embalse, así como ejecuciones acotadas en los aportes al PROCREAR y a la empresa Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), que posiblemente exhiban una recuperación en la segunda mitad del año.
Actividad

Para 2019 proyectamos una caída de la actividad económica en torno al 0,8%, consistente con una recuperación secuencial desde el cuarto trimestre de 2018 y que revierte parcialmente el arrastre negativo.

Para 2020 proyectamos un crecimiento del PIB del orden del 3,5%. Estimamos que esta expansión será liderada por la inversión y por el buen desempeño que continuarán mostrando las exportaciones, y que también jugará un papel importante la recuperación del consumo privado. Esta dinámica positiva será parcialmente compensada por la recuperación de las importaciones y por la reducción del consumo público previsto para alcanzar el superávit primario.
Inflación

Para 2019 se espera que la inflación arroje un valor algo inferior a las expectativas del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) elaborado por el BCRA, las cuales muestran un anclaje de las expectativas de inflación para diciembre de 2019 en 40,3%.

El indicador sigue esperando, asimismo, un sendero de desinflación de cara a los próximos años con expectativas de 26,1% en diciembre de 2020 y 19,1% en diciembre 2021.
Balanza Comercial

Proyectamos que las exportaciones crezcan alrededor de 10% en 2019 y 7% en 2020. De esta forma se cerraría un lustro de crecimiento sostenido en las ventas externas, hecho que no sucedía desde 2008 en pleno boom de precios de los commodities agropecuarios.

La recuperación de las exportaciones argentinas se vio favorecida por el objetivo de promocionar productos y servicios argentinos, mejorando la integración del país al mundo. En este marco, se firmaron acuerdos para lograr la apertura de mercados y se impuso una agenda de relacionamiento con organismos internacionales y actores locales.

Para 2019 esperamos una reducción del déficit comercial por la cuenta servicios en aproximadamente US$3.500 millones (de los US$9.700 millones de 2018 a los US$6.200 millones proyectados para 2019), producto principalmente de la mayor contracción de las importaciones (-14,4%).
Fuente: ambito.com 

Fuente de la Información: Informate Salta



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