Con la decisión de darle más poder a Nicolás Dujovne, el presidente Mauricio Macri debió ceder y aceptar un recurso que siempre evitó: tener un ministro fuerte que coordine numerosas áreas y concentre un alto grado de decisión.
El giro es la primera consecuencia de la conferencia de prensa brindada por Macri en la que ensayó una autocrítica, al reconocer que faltó coordinación en el área económica para afrontar el mayor desafío desde que llegó al poder, el intento de corrida cambiaria ante la apreciación del dólar por la suba de tasas en los Estados Unidos.
Es que al designar a Dujovne para coordinar nueve áreas de su gobierno, le está brindando la potestad de decidir el manejo de fondos multimillonarios, definir cómo hacer frente a la turbulencia cambiaria y cerrar la letra chica del acuerdo stand by con el FMI, entre otros numerosos desafíos que se vienen.
Macri nunca creyó en darle demasiado poder a un funcionario, y siempre prefirió el trabajo "en equipo".
Pero parece haber llegado la hora de un golpe de timón, porque la Argentina atraviesa su peor crisis desde que asumió el gobierno, ya que a las profundas inconsistencias internas se sumaron los fuertes vientos adversos que soplan desde los Estados Unidos.
La suba de tasas en la mayor potencia mundial, que derivó en una apreciación del dólar, encontró a la Argentina en un momento de debilidad en su cuenta corriente, con un elevado déficit comercial y la necesidad de divisas para compensarlo.
El Gobierno buscó defenderse como pudo tomando la mayor parte de la deuda necesaria en el arranque del año, pero no alcanzó para compensar la capacidad de daño de la corrida cambiaria que hizo subir el dólar de $18,92 en la última jornada del 2017, a $25,05 el 18 de mayo último.
En lo que va de 2018 la divisa estadounidense se apreció un 32,4% frente al peso, lo cual presiona sobre la inflación y la proyecta por encima del 20% para este año, un nivel muy superior a las estimaciones oficiales.
Por ello, los desafíos para Dujovne serán mayúsculos, ya que no sólo asumirá la coordinación de nueve ministerios económicos sino que pasará a manejar cuatro pilares clave: el ajuste fiscal, la estrategia de crecimiento, el Presupuesto y el control de la inflación, junto al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
Señal a los mercados
Fuentes oficiales confiaron que el Gobierno tomó esta decisión para dar una fuerte señal a los mercados de que el ordenamiento en materia fiscal va en serio.
La crisis cambiaria, admiten, generó más preocupación de la admitida en el equipo gubernamental, no tanto porque se crea que no hay posibilidades de contenerla, sino por los antecedentes de derrapes económicos que tiene la Argentina.
Los argentinos se ponen más nerviosos que sus pares brasileños, uruguayos o chilenos cuando la divisa norteamericana se dispara, y eso debe ser muy tenido en cuenta por cualquier gobierno, ya que en la economía local demasiados valores están dolarizados, como ocurre con los inmuebles y la tecnología.
Ahora, Dujovne -quien trabajó en los equipos de la Fundación Pensar, usina de ideas del PRO, y antes de asumir era columnista en un programa de televisión- coordinará a los ministros Jorge Triaca (Trabajo), Juan José Aranguren (Energía), Luis Etchevehere (Agroindustria), Luis Caputo (Finanzas), Rogelio Frigerio (Interior), Guillermo Dietrich (Transporte), Francisco Cabrera (Producción), Gustavo Santos (Turismo) y Andrés Ibarra (Modernización).
Macri siempre trató de evitar tener un ministro fuerte, porque esas experiencias terminaron en tensiones irresueltas en gobiernos anteriores.
Domingo Cavallo fue desplazado por Carlos Menem a mediados de los ´90: el ministro de Economía se había convertido en rival político.
La sociedad, cansada de hiperinflaciones, observaba a Cavallo como un salvador tras el éxito de la convertibilidad para poner en caja a los precios.
Roberto Lavagna fue despedido por Néstor Kirchner en el 2005, unos meses después de la espectacular operación que canceló toda la deuda con el FMI y libró a la Argentina de la supervisión de ese organismo.
Ambos se habían convertido en hombres fuertes del gabinete y tenían visión presidencialista, lo cual selló su destino.
El perfil de Dujovne dista mucho de la ambición de poder mostrada por Cavallo y Lavagna, pero nunca se sabe cómo podría mutar su personalidad si llega a salir airoso de su nueva y delicada misión
Fuente: El Tribuno