En un hecho casi inédito en la historia judicial apareció un soborno “documentado”. La confesión forma parte de la declaración de un empresario arrepentido en la causa de los cuadernos de las coimas, que dijo ante el juez federal Claudio Bonadio que el financista vinculado a los Kirchner, Ernesto Clarens, le dio una factura por una coima de $ 4.530.000 que le pagó a cambio de que Vialidad Nacional le acelerara los pagos por obra pública.
En su declaración el empresario arrepentido, cuyo nombre permanece bajo anonimato, indicó que el millonario monto que pagó fue para cubrir “baches” de la empresa Gotti, de Lázaro Báez, empresa de la que Clarens se hizo cargo a partir de la muerte del expresidente Néstor Kirchner. En su testimonio, el hombre de negocios dijo también que Cristina Kirchner había puesto reparos a esta maniobra pero que luego accedió, para cubrir el agujero contable de la compañía del empresario kirchnerista.
Néstor Kichner y su contador, Ernesto Clarens.
Clarens es el financista vinculado a Néstor Kirchner y aparece mencionado por algunos empresarios como receptor de los bolsos con sobornos que le pagaban a exfuncionarios de los gobiernos kirchnerista, por la causa de los cuadernos de las coimas. Se presentó dos veces ante Bonadio y pidió acogerse al régimen del arrepentido, pero el acuerdo todavía no fue homologado por el juez. Es además dueño de la financiera Invernes, investigada en la causa por lavado conocida como “La Ruta del Dinero K”, por la que está detenido Báez.
En la factura se consignó que el pago era por “un movimiento de tierras” que Gotti tendría que haber hecho en una obra de la compañía del empresario arrepentido, pero que nunca se hizo. El hombre de negocios declaró además que se negó a pagar otros sobornos y que a partir de ese momento empezó a perder las licitaciones que tenía con Vialidad.
Lázaro Báez, el empresario más beneficiado en la era kirchnerista.
El empresario arrepentido explicó que cuando hizo los reclamos ante Vialidad Nacional, en 2009, los directores del organismo le mostraron la lista de contratistas a los que se les pagaba con prioridad y que le sugirieron hablar con Clarens. Al financista primero lo vio en las oficinas de Pasaje Carabelas 24, edificio donde funcionaban las oficinas de Austral Construcciones, la compañía insignia de Báez, y luego en Puerto Madero, consigna Clarín.
Clarens viajó 91 veces a Uruguay en barcos privados, sobre un total de 164 traslados que hizo al país vecino. Llaman la atención la modalidad de los viajes del financista, que es dueño una empresa de taxis aéreos, y los destinos de los traslados, ya que según la Justicia Uruguay es uno de los pasos más usados para mover plata “negra” al exterior.
Fuente: El Tribuno