Preocupa la falta de dominio de los padres sobre sus hijos. Las citas se efectúan por las redes sociales. La zona elegida va desde San Luis hasta Campo Quijano.
Las fiestas clandestinas de menores están en aumento en esta parte de la provincia. Los operativos no bastan. En recintos privados, viviendas particulares o en clubes sociales se realizan estas reuniones, cuya oferta se ofrece por las redes sociales.
La diversión incluye alcohol, drogas y hasta sexo. No hay límites. Los menores llegan desde la ciudad de Salta a los pueblos supuestamente parsimoniosos del Valle de Lerma en vehículos particulares, o en combis contratadas para la ocasión.
En el verano pasado varias fiestas de este tipo fueron clausuradas y los menores demorados y entregados a sus padres por disposición de la Justicia.
Pero el escarmiento dura poco. Ahora surgen con mayor impunidad, ofreciendo hasta sexo compartido en las fiestas clandestinas.
Los lugares elegidos por los organizadores, en su mayoría adolescentes entre 14 a 16 años, son las casas quintas del sector de la ruta nacional 51, entre San Luis hasta Campo Quijano. También surgieron en El Carril y Cerrillos, pero encubiertas como cumpleaños o como fiestas estudiantiles.
Las detectadas en el sector de Quijano tienen una entramada red de difusión y captación de clientes en la ciudad de Salta, sobre todo de los barrios vip, como San Lorenzo y Tres Cerritos. El diagnóstico de la policía es preocupante, por el crecimiento del alcohol en los jóvenes entre 12 a 15 años.
Menores descontrolados y agresivos
Se suma así un nuevo problema al sistema de seguridad, con menores descontrolados, agresivos, manejando vehículos y hasta desacatándose ante la autoridad policial.
"La responsabilidad de todo esto es de los padres, en el 99% es así. Los menores se organizan porque creen que son intocables. Los padres no colaboran. Deberían saber dónde están sus hijos a determinadas horas de la noche. Estamos alertas porque estas fiestas están proliferando", contó la comisario Liliana Angélica Viveros, jefa del S-82 comprendido por las jurisdicciones de Rosario de Lerma y Campo Quijano.
Este nuevo escenario de descontrol puso en alerta a las autoridades de seguridad, que observan cómo los menores sin dominio de los padres incurren en estas faltas, que luego se transforman en delito si no se les pone límites.
"Cuando por orden del Juzgado de Menores e Incapaces nos piden intervención inmediata, trasladamos a la comisaría a los adolescente para ser entregados luego a los padres. Muchos de estos papás se enojan y hasta amenazan al personal policial, sin importarles dónde se encontraban sus hijos y haciendo qué cosas".
Las veces que los allanamientos ocurren con orden judicial, se secuestran gran cantidad de alcohol, en otros alucinógenos, y hasta evidencias claras de oferta de sexo entre los mismos concurrentes.
Impunidad
"Con las infracciones a los locales y viviendas en donde se desarrollaron estas fiestas clandestinas con menores no alcanza. Las comunas deben ser estrictas con las sanciones municipales. El problema que observamos es la impunidad con que se manejan los menores", dijo la comisario.
Y alertó sobre cómo estos flancos exponen a la llegada de mafias ligadas al delito de trata y drogas duras. Como dato final brindado por la policía de la zona, hace referencia a la cantidad de menores que frecuentan estas fiestas. "Entre mujeres y varones suman entre 50 y 80 los invitados a estas convocatorias clandestinas", dijo.
Fuente: El Tribuno