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“Copycat”, el hombre que amenaza con imitar a un femicida de la familia: “Sube fotos de botellas de alcohol de quemar”

“Copycat”, el hombre que amenaza con imitar a un femicida de la familia: “Sube fotos de botellas de alcohol de quemar”

En enero, la sobrina de Brenda murió tras ser prendida fuego. Brenda, que venía sufriendo violencia, hizo "un click" y huyó de su casa. Ahora su ex la amenaza con matarla de la misma manera

Era Navidad, en Rosario hacía un calor extenuante y los vecinos de la cuadra estaban en la vereda. Todos la vieron salir de su casa: corría sin rumbo, tenía los brazos en alto, estaba envuelta en llamas y gritaba una sola palabra: 'Ayúdenme'. Los vecinos la tiraron a una zanja para apagar el fuego pero Débora, de 18 años, llegó inconsciente al hospital. En la puerta de su casa quedó sentada, con algunos juguetes, su hija de un año.

Débora Mansilla agonizó durante nueve días y murió el 3 de enero de 2018. Tenía quemaduras en el 55% del cuerpo. El femicidio hizo reaccionar a Brenda, su tía, que hacía más de una década era golpeada por su marido.

"Hice un click -dice ahora a Infobae-. Dije: 'Si no hago algo ya voy a terminar como ella'". Dos meses después de la muerte de su sobrina y tras una golpiza feroz, huyó de su casa con sus hijos.

A la derecha, Débora, la joven que fue asesinada con fuego hace seis meses. A la izquierda, su tía, quien denuncia que su marido quiere matarla de la misma manera.

A la derecha, Débora, la joven que fue asesinada con fuego hace seis meses. A la izquierda, su tía, quien denuncia que su marido quiere matarla de la misma manera.

 

Desde ese entonces, su marido comenzó una serie de amenazas específicas y públicas. Escribe: "Están atentos, saben lo que es el miedo, saben que voy". También sube fotos de botellas de alcohol. "Me está amenazando con prenderme fuego, lo mismo que el marido de mi sobrina le hizo a ella hace seis meses. No estoy fabulando", aclara Brenda (25).

Es lo que se conoce como "efecto copycat": un femicida que imita el modus operandi de otro, o alguien que amenaza con hacerlo. El "efecto imitación" es un motivo de preocupación desde el femicidio con fuego de Wanda Taddei, en 2010. La ONG La Casa del Encuentro empezó a prestarle atención en ese momento, porque las sobrevivientes contaban que sus agresores les habían dicho 'te voy a quemar como a Wanda". De acuerdo a su registro, desde el femicidio de Wanda Taddei hasta hoy hubo 137 "mujeres incineradas" y decenas de sobrevivientes.

Brenda llevó las capturas de pantallas a la Justicia.  Sin embargo, le dijeron que no servían.


2017, Navidad: el femicidio de Débora

Débora tenía 18 años y estaba en pareja desde hacía cinco. "El no la agredía físicamente pero sí psicológicamente. La había aislado de la familia y de las amigas, le controlaba la ropa, le prohibía salir o maquillarse", cuenta Brenda. "Cuando le decíamos que lo dejara nos contestaba: '¿Cómo voy a dejar a la nena sin papá? Su hija era prioridad, no ella".

El último 25 de diciembre, Brenda, Débora y el resto de la familia habían quedado en juntarse para celebrar. Pero a la misma hora en que iban a encontrarse, Brenda recibió un mensaje: su sobrina estaba grave en el Hospital de Rosario. Pensó que había sido un accidente doméstico hasta que supo que el novio de la chica había quedado detenido.

El joven aseguró que Débora había querido suicidarse: "Mirá la última foto que se sacó con su hijita, estaba feliz, es absurdo pensar en un suicidio".

Esta es la última foto que se sacó Débora: fue horas antes de la tragedia.

Esta es la última foto que se sacó Débora: fue horas antes de la tragedia.

Quien contó en Cámara Gesell lo que había pasado fue el hermanito de Débora, de seis años, que estaba en la casa aquella tarde. Dijo que habían empezado a discutir porque ella quería abrir el almacén y él no quería porque era feriado. "En medio de la discusión, lo mandaron afuera con la beba. Desde la vereda el nene escuchó ruidos y gritos. Unos minutos después, vio salir a Débora envuelta en llamas, con los brazos en alto".

El novio de Débora -hijo de un Policía- estuvo detenido dos días y salió en libertad por falta de antecedentes. Débora nunca lo había denunciado. "En estos seis meses tuvo tres intentos de suicidio. Una vez se quiso ahorcar y otras dos veces tomó tantas pastillas que tuvieron que hacerle lavajes de estómago".

La hija de ambos, que hoy tiene un año y medio, quedó a cargo de su abuela. "Su padre nunca pidió verla". Aún no hubo juicio pero la única forma de que pierda la patria potestad es que sea condenado por femicidio.


El despertar de Brenda

Hacía una década que Brenda era golpeada por su marido pero la muerte de su sobrina la hizo reaccionar. "Mi caso era peor, porque mi marido, el padre de mis hijos, me criticaba la ropa, me aislaba de mi familia pero también me insultaba delante de todos y me molía a golpes". Que esa violencia creciente terminara en femicidio era una posibilidad concreta.

Dos meses después de la muerte de su sobrina, Brenda volvió del pelotero donde trabaja como animadora infantil y su marido le preguntó por qué había llegado tarde. "Me dijo 'Seguro te fuiste con otro', y me empezó a pegar con un palo de escoba que había en la cocina. Mis hijos de 9 y 4 años estaban ahí, viendo todo".

El nene de 4 años quiso defenderla y, según denunció Brenda, el padre lo agarró de los pelos y quiso pegarle con el palo. "Yo me metí y me pegó en la pierna, los moretones me quedaron durante tres semanas. Después, me empujó por las escaleras. No sé cómo me agarré pero si me caía me mataba, porque caía directamente de cabeza". Las lesiones fueron constatadas por un médico forense. Tras la denuncia, la Justicia ordenó una medida de restricción: su marido ya no podía acercarse ni a ella ni a sus hijos.

Brenda junto a Débora, su sobrina asesinada hace seis meses.

Brenda junto a Débora, su sobrina asesinada hace seis meses.

Brenda alcanzó a mandar un audio al grupo de whatsapp de hermanas. "Ayúdenme porque me mata". Salió corriendo con los chicos descalzos y se encerró en la casa de la hermana de él hasta que fueron a rescatarla. Nunca se animó a volver a buscar sus cosas ni las de sus hijos. Lo que dice ahora pone en evidencia por qué muchas mujeres no se animan a romper con el círculo de violencia: "Después de que me fui de casa empezó el calvario".

No sólo escapó con la convicción de que no iba a volver. También se unió al grupo "Atravesados por el femicidio" (formado por familiares de mujeres asesinadas) y se puso la causa de su sobrina al hombro. Además, bloqueó al padre de sus hijos de todas sus redes sociales.

Sin embargo, una de sus hermanas no lo eliminó del whatsapp. Fue ella quien empezó a ver los "estados" que él iba poniendo (es una pestaña de whatsapp que permite compartir texto, fotos, videos y GIF). Como los "estados" desaparecen en 24 horas, fue haciendo capturas de pantalla. "Lo último que hizo fue subir un video diciendo que estaba viniendo a buscarme", dice Brenda.

Durante el Paro Internacional de mujeres, en marzo, donde fue a pedir justicia por el femicidio

Durante el Paro Internacional de mujeres, en marzo, donde fue a pedir justicia por el femicidio

Con las capturas de pantalla en su teléfono, Brenda fue a la fiscalía. Fue sola, porque no tiene abogado. "Lo había denunciado por golpes cinco veces antes de huir. Y lo había denunciado por amenazas dos veces después del femicidio de mi sobrina. Pensé que era suficiente para que me escucharan", dice. "Pero me dijeron que las capturas servían sólo si las llevaba impresas y que tenía que llevar el video en un pen drive".

Brenda averiguó el nombre de la fiscal (se llama Luciana Vallarella y pertenece a la oficina de Violencia de Género) y fue a buscarla a otro juzgado. "Quería preguntarle qué estaba haciendo por mí y por mis hijos pero no me atendió porque estaba en una audiencia muy importante. La secretaria me avisó que mis denuncias iban a tardar dos semanas más en llegar y yo le dije: 'En dos semanas puedo estar muerta'". Le explicó, además, que la denuncia estaba incompleta. "Perdieron el papel del médico forense en donde constataron los golpes".

Durante el paro del Día internacional de la Mujer, cuando salió a reclamar por su sobrina y por ella

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El miedo igual no le permite darse lujos. "Tengo que dejar a mis hijos todos los días para ir a trabajar, porque él no les pasa dinero y si yo no trabajo mis hijos no comen. El sabe todo: dónde trabajo, dónde me puedo refugiar, conoce mis horarios. Mis hijos están escondidos como si fueran delincuentes. Lo único que le pido a la Justicia es que me ayude antes de que me mate. ¿Van a esperar a que me prenda fuego para empezar a actuar?".

 

Fuente: Infobae



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