La ingesta alcohólica se tornó en el elemento gravitante en las denuncias de jóvenes, por lo general entre 16 y 25 años, que se registran cada semana en nuestra provincia, un dato que sorprende y preocupa a las autoridades debido a la vulnerabilidad que ofrece la mujer cuando padece los efectos del alcohol.
Ya sea que se trate de bebidas blancas o simplemente vino o cerveza, el exceso de alcohol siempre está presente en el relato de abusos sexuales que los policías redactan al momento de escuchar a las víctimas que llegan a distintas dependencias de la provincia.
Este elemento se aplica por igual, ya sea que la víctima sea profesional o iletrada, pues la ingesta no hace distinción. Aunque para los especialistas, los efectos del alcohol se advierten con mayor rapidez e intención en las mujeres, dado que su capacidad de resistencia no es la misma que la del hombre.
Al respecto, hay numerosos estudios científicos que indican que la mujer, entre otros factores, como la cantidad de agua y grasa corporal, padece una situación particular: tienen menos capacidad de producir una enzima que se encarga de metabolizar el alcohol en el estómago, la “alcohol-hidrogenasa”.
Esta situación, convierte a las jóvenes en un blanco fácil de excesos de parte de amigos, acompañantes e incluso extraños, quienes terminan por cometer distintos delitos sexuales, hechos van de manoseos a abusos sexuales con acceso carnal, siendo éstos últimos de mayor gravedad.
La mayor propensión de las mujeres a ingerir bebidas alcohólicas, al igual que hacerlo aún a más temprana edad, en tanto, es señalada como un fenómeno determinado en la incidencia de esta clase de delitos, aunque de ninguna manera lo justifica, pero si despertó distintas voces críticas, a favor y en contra.
En concreto, de un promedio de entre 15 denuncias por abusos sexuales graves que se registran por semana, al menos, 5 casos se tratan de hechos en los que la víctima estaba desvanecida o inconsciente debido a la ingesta alcohólica, pudo saber InformateSalta.
Algunos casos
El 29 de abril pasado, una joven estudiante de 19 años de la ciudad de Orán, denunció que salió a bailar con unas amigas al boliche Set, y que al salir, ya a la madrugada, decidieron ir hasta la casa de un amigo, quien se trataba de un gendarme.
Allí, la ingesta alcohólica que había iniciado en el boliche, siguió y terminó con un abuso sexual, del cual la joven poco recordó y casi nada recordó al momento de la denuncia, sólo que después de beber perdió el conocimiento y se desvaneció.
Al despertarse, era víctima de una violación sexual que era cometida por uno de los dos amigos con los que minutos antes ingería bebidas alcohólica, mientras otro estaba desnudo a su lado. La joven nada pudo hacer para evitar el abuso sexual, pues sus fuerzas estaban diezmadas por el grado de alcohol ingerido.
El 12 de mayo, en tanto, otra mujer, vecina de barrio Los Lapachos, denunció que en horas de la madrugada al caminar por un bloque de departamentos de barrio Limache, se encontró con tres amigos, quienes ingerían vino blanco, en el sector de garaje.
Sostuvo que fue invitada a quedarse con ellos y beber, a lo que accedió. Tras unas horas, y luego de que uno de los amigos se marchara, la mujer cruzó a un descampado, sobre la finca Marinaro, donde fue seguida por dos de los sujetos, quienes la redujeron y la violaron.
El 17 de junio, otra denuncia, reveló el abuso de una joven estudiante de 22 años,quien había salido a bailar junto a su novio a un boliche de La Balcarce, tras lo cual se dirigió a la casa de su novio, donde la fiesta siguió junto a casi una docena de amigos.
Ya en la casa del novio, la joven siguió con una ingesta alcohólica que había comenzado en el corredor turístico. A las 5.30, ya cansada y afectada por los efectos del alcohol, la joven se retiró a dormir en una pieza de la vivienda.
Después de una hora, la víctima se despertó debido al abuso del que era víctima de parte de un sujeto que no supo reconocer, pues no sabía si se trataba de alguno de los amigos que fue esa noche a la casa o de un extraño que ingresó a la casa por alguna ventana.
En estos hechos, se advierte que la ingesta alcohólica no sólo es una constante, sino que su incidencia debilita a la mujer y la deja a expensas de la comisión de delitos sexuales, que para nada se justifican en el estado de ebriedad de las jóvenes, pero si gravitan en la concurrencia delictiva.
Fuente: InformateSalta