A pocos días de la ejecución de una joven pareja en Salvador Mazza y del desbaratamiento de una poderosa banda de narcotraficantes en la ciudad de Orán, la aparición de un cadáver calcinado a un costado de la ruta nacional 50 confirmaría con más fuerza que los tentáculos del crimen organizado se han ramificado peligrosamente en la frontera norte. La droga, la trata de personas y el contrabando se convirtieron en los puentes y las trincheras para que grupos mafiosos potencien su accionar delictivo.
Todo indica que la persona encontrada en ese estado, el miércoles a la mañana en el "camino de los bagayeros" (entre Aguas Blancas y San Ramón de la Nueva Orán), fue víctima de un accionar mafioso.
El hecho de que la hayan quemado en el lugar de tránsito del mayor contrabando de mercadería procedente de Bolivia representa todo un mensaje, de perfil mafioso obviamente. Esto surge del hecho de que el sitio fue preparado especialmente para consumar el siniestro crimen, con la idea que el cuerpo sea advertido a simple vista.
Para posibilitar que el cadáver se queme íntegramente los asesinos cortaron los crecidos pastizales que bordean el sendero y transportaron troncos, ramas y abundante cantidad de cajones de madera para avivar el fuego. Lo que más llama la atención es que todo esto sucedió en un área que circunda al Puesto 28 de Gendarmería Nacional, ubicado sobre la red caminera que conduce a la frontera con Bolivia. El control está en un punto medio entre el acceso norte del camino que, en forma de medialuna, utilizan los bagayeros para pasar la mercadería de contrabando y el sector sur donde hacen la entrega de los cargamento que transportan. De un extremo al otro hay poco más de un kilómetro.
El cuerpo calcinado fue encontrado a unos 400 o 500 metros, en sentido diagonal, del puesto de control de Gendarmería. Por la tupida vegetación, donde sobresalen altos pastizales, es imposible que los gendarmes hayan advertido la fogata. Pero más allá de esta situación, lo que sorprende es que los autores del hecho se hayan expuesto a cometer el crimen en una zona militarizada. "Esto grafica la impunidad con que operan estas bandas", expresó un vecino de Orán.
Una de las hipótesis que se manejan es que la víctima fue ejecutada en otro lugar y que trasladaron al cadáver hasta el "camino de los bagayaros" con la firme intención de darle entidad al mensaje mafioso. Se especula con la posibilidad de que el crimen esté relacionado con el enfrentamiento entre grupos que pretenden apoderarse del monopolio del bagayeo. Desde hace varios años el contrabando se ha convertido en un pinge negocio para los grandes operadores de esta actividad. La falta de políticas públicas ha colocado a la Gendarmería como una convidada de piedra de este vil negocio donde los pasadores son los grandes explotados.
También se estima que el caso de marras podría estar emparentado con la captura de "Juanzuti" Aguilera, el narco de Orán que explotaba la cooperativa de bagayeros El Fronterizo. Se habla de que la víctima podría ser un pasador que conocía las andanzas de Aguilera respecto a su actividad con el contrabando, la droga y la trata de personas.
Autopsia complicada
El cuerpo incinerado fue trasladado ayer a Salta para determinar la data y causa de muerte. La autopsia y los estudios complementarios están a cargo de profesionales del Servicio de Tanatología Forense del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF). La medida fue dispuesta debido a que en el hospital San Vicente de Paúl de Orán no se pudieron realizar las pericias de rigor porque el cuerpo quedó virtualmente carbonizado. La víctima sería un hombre de entre 20 y 30 años que aún no fue identificado. Lo que se trata de establecer es si sufrió lesiones antes de ser quemado. Hasta ayer no se había reportado ninguna denuncia de alguien que haya desaparecido en la zona ni en Bolivia.
Todos están con miedo
El temor y el miedo se apoderó de los vecinos del departamento Orán con la noticia el horrendo caso. La teoría de que se trataría de un “crimen mafioso” se advirtió en el rostro de los bagayeros, que fueron citados a declarar por la fiscal de Graves Atentados contra las Personas de Orán, Claudia Carreras. “Todos llegaron y salieron muy asustados”, señaló un vocero de la Justicia local. Trascendió que ninguno de ellos aportó nada sustancial a la investigación.
Manuel Barrios, presidente de la cooperativa de bagayeros “15 de abril”, se excusó de arriesgar una hipótesis acerca del suceso. “Lo que pasó da miedo y frente a la gravedad del hecho prefiero no dar ninguna opinión para no perjudicar la investigación”, expresó a El Tribuno. Lo que si aseguró es que la persona incinerada no es ningún integrante de su cooperativa.
Un detalle que llamó atención en el lugar de los hechos fue que el bagayeo no se detuvo. Los que explotan esta actividad siguen transitando por el camino donde apareció el cadáver quemado.
Fuente: El Tribuno