Carlos A. A., de 67 años, nunca imaginó hasta dónde sería capaz de llegar una de sus empleadas, una de las personas a quien el hombre imposibilitado de caminar y en sillas de ruedas necesitaba como el agua. El sábado 28 de abril, don Carlos sufrió el hurto de prácticamente los ahorros de toda su vida, según denunció esa misma jornada y, sin saber que se trataba de una de sus empleadas, sostuvo que personas desconocidas ingresaron a su domicilio y le sustrajeron 45.000 dólares y 100.000 pesos.
Inmediatamente las primeras diligencias policiales llegaron a las oficinas del Grupo de Investigaciones del Sector 6, los sabuesos se pusieron manos a la obra y comenzaron una minuciosa investigación. Como suele ser habitual en este tipo de delitos de hurto, los primeros sospechosos suelen ser personas del círculo íntimo del damnificado. Hacia allí se dirigieron las pesquisas.
Los investigadores se hicieron presentes en el domicilio de la víctima, quien reside solo en su vivienda y tiene invalidez en ambos miembros inferiores, allí averiguaron sobre la gente que trabaja y trabajaba para don Carlos: una empleada doméstica, identificada con las iniciales A. L. y su esposo, J. C., quienes diariamente frecuentaban el lugar; además, tres enfermeras lo cuidaban. Con los datos recabados, los sabuesos orientaron su pesquisa para dar con los autores del importante hurto.
Las diligencias siguieron su rumbo y personal del GIS del Sector 6, en base a pistas y pruebas concretas, fueron cercando a los autores del hurto. El entrecruzamiento de llamadas, el seguimiento de las personas pertenecientes al círculo íntimo de la víctima y otras acciones tendientes a dar con los autores del hecho seguían orientados en una dirección.
De las tres enfermeras dos fueron descartadas como presuntas autoras y L.D.P., de 29 años, pasó a ser la principal sospechosa. Al cabo de algunos días, junto a su pareja, F.D.A., quien habría actuado como encubridor, cayeron en las redes de los investigadores y fueron apresados. Desde el Juzgado de Garantías 6, a cargo del doctor Nicolás Anuch, ordenaron los allanamientos en la casa de la empleada infiel y en el domicilio de sus padres. Actuó en la causa el fiscal Penal 6, Horacio Córdoba.
Antes de detectar a los presuntos ladrones hubo datos que sirvieron para la causa, ya que la pareja luego de la fecha del hurto, el 28 de abril del corriente año, compró un auto Fiat Palio, cambió de residencia y adquirió una serie de elementos, como teléfonos celulares de alta gama, entre otros. Estos cambios radicales en tan poco tiempo también trazaron el camino de los sabuesos.
En los allanamientos los policías secuestraron celulares, el auto en cuestión y dinero en efectivo en moneda extranjera y pesos nacionales.
La pareja quedó detenida a disposición de la Justicia, la caja fuerte en la que estaba guardado el dinero estaba en el sótano de la casa de don Carlos.
Con auto nuevo, mucha plata y otros gustitos
Entre los distintos elementos que la pareja adquirió luego del robo en la casa de don Carlos, desde donde se llevaron 45 mil dólares y 100 mil pesos, compraron un auto Fiat Palio color gris. En la casa donde estaban alquilando los imputados también secuestraron celulares de alta gama, objetos nuevos que habrían sido comprados con el dinero robado y la suma de 5.000 dólares.
Fuente: El Tribuno