A pocas cuadras del Centro Cívico Grand Bourg, se encuentra el barrio Roberto Romero. Hace solo unos cuantos años este conglomerado urbano de la zona oeste fue conformándose como barrio, aun sin contar con los recursos básicos para poder vivir.
Son más de 470 familias las que día a día conviven con la falta de recursos y la desatención de quienes a solo metros de sus casas toman decisiones que afectan a toda la provincia.
En la manzana 178 se encuentra la casa en la que hasta ayer vivía Iván Alancay, un agente de la división de drogas peligrosas que fue arrestado, involucrado en una causa por narcotráfico. A medio construir queda la segunda planta de la vivienda del agente policial, que sobresale sobre las del resto de la manzana por la altura con la que se está proyectando.
Mientras era detenido, varios grupos de jóvenes se acercaban al lugar advirtiendo la presencia de personas extrañas a su barrio. Uno de los muchachos llegó a expresar: “Empezá a apedrearlos”, pero ninguno tomó esas palabras en serio.
Testimonios de vecinos, afirman que a pocos metros de la vivienda de Alancay, todas las noches un grupo de jóvenes se junta a drogarse. “Yo todas las noches debo pasar por este lugar para acompañar a mi mamá desde la parada del colectivo porque es peligroso” contó un vecino.
Las calles del barrio están asfaltadas solo parcialmente pero a las esquinas las copan las bandas de chicos, y la oferta de drogas no falta.
A una cuadra de donde fue el allanamiento, los vecinos que prefirieron preservar su identidad aseguran que vive "Poli", uno de los “más pesados” de la zona. Muchos confiesan que a Poli le tienen miedo y se lo relaciona también con la venta de drogas.
Casi en el límite del barrio Roberto Romero con el Barrio Costa Azul, la vivienda del policía detenido tiene un cartel que ofrece servicio de fletes. “Son gente trabajadora” comentan los vecinos asombrados por el operativo policial. Algunos no conocían con certeza la actividad que realizaba Alancay como miembro de las fuerzas públicas, aunque otros lo tenían bien identificado. “Uy, ¿atraparon al policía?”, comentó un vecino que pasaba con su bebé en un carrito por el lugar del allanamiento.
El policía vinculado con las drogas, en el momento de la detención debía estar brindando una capacitación en la división de protección al menor y a la familia, sobre primero auxilios y reanimación cardiopulmonar. Pero no pudo llegar a destino, ya que antes de salir de casa se vio sorprendido por el allanamiento que terminó con él siendo trasladado en patrullero, pero con el rostro tapado y sus manos esposadas.
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