Cuando todo hacía suponer que culminaría como una de las mejores jornadas laborales, terminó con el final menos pensado. Hace un mes que Rocío tiene un local de venta de ropa ubicado en calle Caseros 1781. El lunes, una hora antes de cerrar, dos mujeres ingresaron para robar. "Fueron directo a hacerme daño, al darse cuenta que estoy embarazada se sorprendieron y una me tocó la panza", le contó a El Tribuno la joven que sufrió el robo de su celular. Podría haber sido peor. "Gracias a Dios no nos pasó nada".
Además del robo del celular, la joven sufre por tener que atravesar por una situación semejante. "Mucha bronca porque cada peso cuesta y tener que salir a laburar en este contexto, estando embarazada, no es fácil, me expongo al virus pero sobre todo a personas como esas dos ladronas. Es horrible", apuntó.
El robo fue el lunes, paradójicamente el local de ropa está a media cuadra de la comisaría 5ta., sin embargo las ladronas no tuvieron reparos a la hora de perpetrar el ilícito y los uniformados ni se enteraron que por la zona, a escasos metros, dos mujeres cometían un robo. Esa jornada "nos llegó mercadería y la verdad que trabajamos muy bien, tenemos horario comercial y ese día entraron muchos clientes, siempre haciendo cumplir el protocolo, con dos personas como máxima en el interior del local".
"Una supone que esas mujeres deben haber visto el movimiento y pensaron que había plata, pero nada que ver, no trabajo con efectivo en el negocio. Las mujeres llegaron cerca de las 18, primero entró una gordita, la que más habló durante el tiempo que estuvieron", contó Rocío, quien destacó el poder de manipulación de las arrebatadoras a la hora de entablar un diálogo y moverse por el lugar.
Según la damnificada, presentía que algo malo iba a pasar, "desde que ingresaron me empecé a sentir mal, con miedo, no era la misma, y ellas también exteriorizaban cierto nerviosismo o alteración. En ese momento estaba con Gimena, una amiga que me estaba ayudando con la venta". Mientras las mujeres dialogaban y se movían de un lado a otro en el negocio, monitoreaban todo lo que había adentro. "La gordita le dijo a la otra que yo estaba embarazada, creo que se sorprendieron, la más flaca me preguntó y se me acercó. Le dije que sí y en ese momento me tocó la panza, sentía mucho miedo", sostuvo la dueña del local que sufrió el robo y agregó: "Creo que por mi situación tuvieron un mínimo de empatía y solo se llevaron el celular".
Salieron corriendo del local y se subieron a un taxi que esperaba a unos metros, sobre calle Caseros. Al parecer habían llego en ese mismo auto, color rojo, con lo cual sospechan que el chofer sabía lo que hacían. "Salí corriendo pero ya se habían ido, una señora me dijo que se subieron a un auto rojo. Fui hasta la comisaría para alertar lo que me había pasado pero fue en vano, no hicieron nada, solo me ayudaron a darle de baja al teléfono". Por la descripción que hizo de las ladronas, las mismas mujeres habían robado minutos antes otro celular en la vía pública.