El martes pasado, un avión con matrícula N18ZL tipo Gulfstream (GLF3) fue interceptado por fuerzas mexicanas cerca de las 14 (12 del mediodía en ese país). Esa misma jornada el jet privado había salido del Aeropuerto Martín Miguel de Gemes de esta ciudad. En su interior tenía unos 32 bolsones con más de 800 kilos de cocaína. Para los investigadores la sustancia no salió de Salta, sospechan que hubo una escala en alguno de los países sudamericanos productores de esa droga. Según el fiscal federal salteño Ricardo Toranzos, lo peculiar o "la característica del caso es el nivel de planificación que tiene".
Ayer, el jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), José Glinski, aseguró: "Este tipo de procedimientos son muy grandes, no hubo mula, no hubo eslabones finos de la cadena de narcotráfico, sino que estamos hablando de grandes narcos que operan a nivel global". Y agregó que la droga secuestrada está valuada "en millones y millones de dólares".
Según trascendió el monto aproximado serían 12 millones de dólares.
"Hay una inversión de un avión muy costoso, tiene un nivel alto respecto de sus servicios y capacidad de vuelo, una autonomía importante. Adentro está acondicionado de manera lujosa, hay contratación de personas -pilotos profesionales-. En definitiva, una logística que evidencia una planificación importante", sostuvo Toranzos en diálogo con El Tribuno. La inversión para llevar a cabo el procedimiento narco es "consecuente con la cantidad de droga secuestrada, se hablaba de unos 800 kilogramos de cocaína", añadió el investigador a cargo del Área de Delitos Complejos de la Unidad Fiscal Salta.
Consultado por si en el medio habría una organización internacional narco o uno de los conocidos carteles del narcotráfico que tenga vínculo con la causa, el fiscal sostuvo: "Esencialmente no tenemos ninguna precisión sobre que esté ligado a una organización de ese tipo. Lo que sí hay es una logística y una inversión en todo a lo que hace a la ejecución de la tarea de transporte poco común en la zona", insistió.
Detección del GLF3
En el estado de Quintana Roo, en aguas mexicanas, el Sistema Integral de Vigilancia Aérea de ese país detectó una aeronave. Fuerzas aéreas mexicanas siguieron el curso del avión que tenía como destino la paradisíaca isla de Cozumel. Al advertir la presencia de las fuerzas mexicanas los pilotos que comandaban el GLF3, ciudadanos de Bolivia especialmente contratados para la causa e identificados por los investigadores como Miguel Angel Blásquez Vallejos (43) y Aldo López Matienzo (51), decidieron descender de manera forzada en el aeródromo de Mahahual.
En Salta el avión cargó 13.319 litros de combustible a nombre de la empresa Jetex. Los tripulantes contaban con el plan de vuelo oficial, hacía casi una semana tenían todo preestablecido.
El jet privado llegó el lunes a la noche a Salta y partió de esta misma ciudad con destino a Cozumel; sin embargo, fue interceptado unos 33 kilómetros antes, al sur de esa isla, en Quintana Roo. Frente al millonario cargamento los pilotos profesionales quedaron detenidos, a cargo de la fiscalía actuante en esa jurisdicción, mientras el fiscal Toranzos junto a su equipo investiga lo ocurrido en esta provincia durante las casi nueve horas que la aeronave estuvo en el aeropuerto internacional.
Los datos que el GPS del jet privado arrojen serán clarificadores en la causa, dado que en caso de ser ciertos indicarán dónde y en qué momento el avión hizo escala para cargar los 32 bolsones con droga. "Es una información que la Fiscalía de México valorará si la hace pública o no. En estos momentos (por ayer a la tarde), les están tomando declaraciones a los pilotos. No sabemos si en condición de arrepentidos o de colaboradores. Cuando ellos concluyan todas sus actuaciones recién nos avisarán sobre el análisis final que hagan de la situación", le dijo a este medio el doctor Toranzos.
En ese sentido, en Salta siguen los trabajos tendientes a certificar si los pilotos tuvieron algún vínculo con alguien o realizaron alguna maniobra sospechosa.