Poco antes de la medianoche del lunes pasado, Alberto Vilella pateó la puerta de ingreso del domicilio donde habitaba su ex mujer Rocío Serrano, y los hijos de ambos de 2 y 9 años. Le dio un tiro en la nuca con una escopeta, frente a los nenes y se suicidó con la misma arma.
Ambos cadáveres fueron hallados por un hermano de la mujer asesinada, Luis Serrano, quien llegó a la casa luego de recibir el escalofriante aviso de su sobrino mayor. Tras el macabro hallazgo, Serrano alertó a la policía, que a su vez dio aviso a la fiscal en turno del Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe, Ana Laura Gioria.
Ya ante las autoridades, contó que su sobrino lo alertó de lo que había sucedido y que cuando ingresó a la vivienda halló a su hermana "tirada y a él también, tirado, con la escopeta" y contó que Vilella "se drogaba mucho y en los últimos tiempos lo hacía delante de los chicos, y eso a ella le molestaba mucho".
Por la adicción y los reiterados episodios de violencia física, que fueron increyendo en los 11 años de relación, fue que Rocío le pidió a Vilella que abandone el hogar familiar. El hombre fue a recalar a la casa de sus padres a escasas cinco cuadras de donde cometió el homicidio.
También trascendió que la mujer estaba pronta a recibir el botón antipánico para reforzar la perimetral que ya había emitido la justicia. Sin embargo, nada fue suficiente y el hombre, un día después de recibir la denuncia, logró su cometido y asesinó a la mujer.