Increíble es poco decir: en la Salta del siglo XXI unos aborígenes de Santa Victoria Este, más precisamente del paraje Alto La Sierra, tuvieron que enterrar el cuerpo de un familiar que había fallecido por causas naturales, envuelto en unos plásticos y una lona ante la falta de un cajón para que contuviera los restos mortales.

Algunas versiones afirman que enterado de la muerte, el intendente Rogelio Nerón, el día 1 intervino e instruyó al comisionado municipal de Alto de la Sierra, David Maza, para que se hiciera cargo del funeral. Pero cuando los aborígenes deudos del finado los fueron a ver el día 2, en horas de la mañana, Maza no tenía respuesta aún, es decir no había podido conseguir un cajón para el entierro.

Los vecinos de la zona le achacaron el hecho a la falta de experiencia en estas lides de la nueva gestión municipal, lo que provocó este triste final. "Estos errores sirven para mejorar las cosas. El intendente debe contar con funcionarios ágiles y efectivos, que lo defiendan y pueda realizar una buena gestión", se oyó decir.

Es cierto que en muchas municipalidades de la provincia están ocurriendo hechos un tanto extraños ante el cambio de manos, reciente por otra parte, de las diferentes administraciones.

Pero parece el colmo que un ser humano que perdió la vida no puede recibir una sepultura digna incluso dos días después de muerto, ante la negligencia, desidia o indolencia de un funcionario comunal que no supo enfrentar una situación fortuita, tomar el todo por las astas, gestionar un cajón de muertos de urgencia y dar respuesta una familia aborigen.

Por otra parte, es justo mencionar que no es la primera queja que se recibe en esta redacción acerca del accionar errático de la gestión del flamante intendente Nerón.

Desde que no se lo encuentra en la sede comunal, hasta que anda en los montes dedicado a festejar más de la cuenta, todas son versiones que no ayudan a su imagen.