Una de las causas de narcotráfico más emblemáticas de los últimos tiempos en Salta llegó a su fin, ya que la Justicia condenó a los integrantes de una banda acusada de traficar grandes cantidades de cocaína que ingresaban a la provincia desde Bolivia a través de avionetas.
Claudio “Gallo” Andrada, sindicado como el líder de la organización criminal, recibió la pena de 18 años de prisión. En tanto que los imputados Oscar Alfredo Dorao y Aldo Javier Velásquez deberán permanecer 14 años en la cárcel, por ser coautores del transporte de estupefacientes agravado.
Los otros integrantes de la banda, Fortunato Carlos Heredia, Juan Fabián Volker, Raúl Eduardo Juárez y Carlos Dante Acuña, también fueron encontrados culpables y recibieron penas de entre 12 y 9 años.
Fabián Alejandro Shwindt, Mario Alberto Cejas, Ramón Rafael Peralta, fueron absultos por el beneficio de la duda. Sin embargo, el fiscal Carlos Amad, responsable de la investigación, informó que apelará los sobreseimientos.
Según la hipótesis fiscal, la banda oriunda de Santiago del Estero, durante más de una década, gestionó la provisión de cocaína desde Bolivia, a través de Salta para distribuirla en Buenos Aires y, en ocasiones, a Europa. Aseguró también que la organización estaba presente en Tucumán, Entre Ríos, Santa Fe y Catamarca.
¿Quién es el “Gallo” Andrada?
Andrada nació en Frías, Santiago del Estero, pero luego se estableció en Boulogne, Buenos Aires. Siempre fue de perfil bajo, acorde a lo publicado por medios santiagueños, que al mismo tiempo aseveran que le gustaba la noche.
La Fiscalía afirma que tenía un enlace para conseguir droga en Bolivia, se trataba de un ciudadano uruguayo que fue uno de los detenidos en Octubre Blanco. En total, se estima que el Gallo logró traficar más de una tonelada de cocaína.
Para ingresar la droga al país, Andrada habría recurrido a los vuelos narco. Una de las principales localidades salteñas que bombardeaba era Las Lajitas, desde aviones blancos y rojos. Eran dos de las seis avionetas del acusado que soltaban la carga en una finca privada. A su búsqueda iban hombres armados en camiones.
Fuente: La Gaceta
