En el último comunicado oficial del gobierno de Salta, el ministro de Gobierno Ricardo Villada desmintió la falta de camas en salud pública para afrontar la pandemia. No obstante, se reconoció la escasez de profesionales de la salud en el interior: “dos de cada tres médicos están en Capital” expresó.
Los centros de salud públicos con pacientes positivos para covid-19 comienzan a resentirse en cuanto a la cantidad de personal médico en primeras líneas, desnudando problemáticas que el sector arrastra hace años.
“Estamos bien, pero con la pandemia siempre va a faltar gente”, expresó a LA GACETA Juan López, gerente del hospital 'Juan Domingo Perón', de Tartagal. Además, aseguró que a pesar de que ya hay médicos recuperados, para garantizar el recambio de gente se necesitarían cinco terapistas, cuatro clínicos y cuatro pediatras más en dicho hospital del norte salteño.
Por otro lado, desde el gremio de APSADES (Asociación de Profesionales de la Salud de la Provincia de Salta), afirmaron a LA GACETA que el contagio del equipo de salud está llegando a niveles críticos en las ciudades de Orán, Tartagal y Embarcación. Según cifras del gremio, un 10% del personal médico de tales municipios es positivo para covid-19.
Asimismo, la asociación declaró que a los trabajadores de la salud no se le realizan hisopados aleatoriamente como debería ser, dado que están en contacto permanente con el virus y más expuestos que un ciudadano corriente. Entre sus principales demandas está la necesidad de equipos de protección personal, que van llegando “como cuentagotas” al hospital Papa Francisco y al Hospital del Milagro, según expresó Lucas Tognolini, secretario adjunto de APSADES. El nosocomio, a su vez, se encuentra sobrecargado debido a situaciones como la ocurrida en el hospital Santa Teresita, donde por falta de oxígeno derivaron un hombre a este centro de salud. “En toda la provincia se trabaja en condiciones muy precarias, no solo en lo remunerativo, y somos los primeros en hacer frente a los problemas de la comunidad” se lamentó.
Médicos y enfermeros manifiestan una sensación común de desamparo a nivel provincial. En cuanto a la falta de personal en el interior, Tognolini afirmó que es real pero que tampoco hay un plan del gobierno que lo fomente. “Se cobra menos por sueldo y por horas guardia, no podés capacitarte (lo cual se traduce en no jerarquizar y brindar un servicio de menor calidad) y tenés que pagar un alquiler y movilizarte con tu propio bolsillo: es imposible” declaró.
Intensificados por las dificultades de la pandemia, permanecen vigentes antiguos reclamos de los trabajadores de la salud pública: el bono de Nación (destinado a quienes pertenezcan a áreas de tratamiento del covid-19) se asignó de manera desigual, y el gobierno todavía no cumplió con el acta paritaria firmada en marzo. Esta prometía el paso de personal designado a planta permanente y el blanqueo paulatino de los recibos de sueldo.
Enfermeros de las localidades más afectadas expresaron que trabajan muy recargados y cumpliendo turnos extra. La pobreza, el covid-19, el dengue y el zika agravan la situación en los municipios del norte provincial. “El Gobernador se había comprometido con destinar fondos a Orán, pero aún no lo concreta. Salta fue una provincia privilegiada en cuanto a la ayuda que recibió de Nación, tanto para la emergencia sociosanitaria como para la pandemia. Los recursos están pero no los vemos” concluyó Tognolini.