El tumulto, los empujones, los gritos de Luis Barrionuevo y de José Luis Gioja. Si Mauricio Macri no terció para que María Servini de Cubría intervenga el PJ nacional, puede sentarse a paladear ese espectáculo.
La cautelar que validó la jueza electoral, que fue mágicamente presentada por barrionuevistas y derivó en Barrionuevo interventor, es úra ganancia para la Casa Rosada.
A pesar del fraserío de Juan Perón que decía que el peronismo es como los gatos -"cuando piensan que nos estamos peleando, nos estamos reproduciendo"- la endogamia del PJ es funcional al oficialismo.
El efecto, además de político, es temporal. Faltan catorce meses para la inscripción de alianzas electorales para la nacional del 2019 y entre judicialización y tramiterío resulta poco probable -o imposible- que antes de esa fecha, el partido pueda estar normalizado. Si la intervención queda firme, no hay PJ en la presidencial algo que le sirve a Cambiemos que apuesta a -y trabaja para- que haya más de una oferta peronista.
Dato al margen. En la cúpula del PJ, desde donde Gioja atribuye a Macri la acción de Servini, había otra mirada que lo leía como una actitud silvestre de la jueza. Además un deseo manifiesto de que la medida, cuyo corpus jurídico es sinuoso, tropiece en la Cámara Nacional electoral, alzada que suele revisar los fallos de Servini. En el PJ, donde arman contrareloj la apelación, le prenden una vela a los camaristas.
El rumor de la intervención apuró la reunión del Consejo que se hizo el 22 de marzo pasado donde se convocó a un congreso Así y todo, el fallo sorprendió a muchos pero más lo hizo la figura de Barrionuevo. Amigo de la jueza, "Luisito" no habría sido la primera opción de Servini que le ofreció el sillón a dos peronistas, entre ellos un senador.
Hay otra incógnita política. ¿En el PJ a alguien le sirve la intervención? "Victimiza a los K y le sirve a Cristina para decir que hay que consolidar un espacio por fuera del PJ", aporta un operador del PJ que se juntó en Gualeguaychú.
Un interventor con currículum menos incendiario pudo agradarle al peronismo anti K y permitirle levantar, cierta o no, la bandera de la renovación. Pero no parece lo mejor para cualquier gobernador que reniega del pasado, aparecer junto a Barrionuevo.
Fuente: Clarín