Hasta que Juan Carlos de Goycoechea, exgerente de Isolux, se quebró y luego se convirtió en el primer imputado colaborador, el silencio reinaba entre los ejecutivos de las firmas involucradas en los Cuadernos de las coimas K. Eran los primeros días de agosto y los registros de Oscar Centeno hacían temblar a la política y buena parte del poder. Sin embargo, su testimonio, desató lo que hasta el momento parecía imposible: una ola de arrepentidos que dejaron sobre el escritorio del juez Claudio Bonadio nuevos involucrados y acusaciones directas hacia la familia Kirchner.
Los números de esta red de "arrepentidos" son contundentes: 17 delatores (uno espera la homologación de su acuerdo), 31 señalados y 5 personas que estuvieron de los dos lados del mostrador, que acusaron y fueron acusados. De empresarios a exfuncionarios K, los dardos tocan de cerca a Néstor y Cristina Kirchner y al superpoderoso exministro de Planificación Federal, Julio De Vido, una de las cabezas de la organización.
TN.com.ar diagramó el mapa de los delatores, la red de acusaciones que le permite a los investigadores avanzar con un expediente que busca desnudar la corrupción en la obra pública entre 2003 y 2015.
Dardos al poder
Cristina Kirchner fue mencionada en seis oportunidades por el exsecretario de Obras Públicas, José López; el chofer Centeno; Claudio Uberti y los empresarios Carlos Wagner, Juan Chediack y Gabriel Benjamín Romero. En sus relatos ante la justicia, la acusaron de "estar al tanto" y/o "encabezar" la asociación ilícita dedicada al cobro de coimas a empresarios.
El expresidente, Néstor Kirchner, fue señalado por dos personas: López y Uberti. Fue el extitular del Órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI) quien dejó una declaración explosiva en su paso por Comodoro Py: "El día que murió Kirchner, en el departamento de Juncal había US$ 60 millones". En los allanamientos a esa propiedad, la Policía Federal se sorprendió al encontrar un vestidor con puerta blindada.
Máximo Kirchner, hijo del exmatrimonio presidencial, también fue acusado por López, el hombre a quien Cristina Kirchner dijo odiar en el momento en que se enteró de que había sido arrestado junto a bolsos con US$ 9 millones. Y Julio De Vido, el exministro que controló la obra pública durante el kirchnerismo, estuvo en la mira cuatro veces. Desde la cárcel de Marcos Paz, el exfuncionario fue tajante a la hora de responderle a Chediack, quien dijo que le dejó dinero de las coimas en el baño de su despacho: "Lo único que dejaban era mal olor y orín en la tabla".